El 15 de diciembre de 1999, fecha escogida para la realización del Referéndum Constitucional, tuvo lugar el más grande desastre natural del que haya registro en la historia de Venezuela: la tragedia de Vargas.
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Mientras el Consejo Nacional Electoral (CNE) y el presidente Hugo Chávez llamaban a electorado a participar en la consulta para aprobar la nueva Constitución de la República, surgida del seno de la Asamblea Constituyente, las lluvias que desde los primeros días de diciembre caían constantemente sobre el Litoral central y otros estados del país desataron una tragedia sin precedente.
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El 5 de diciembre, el entonces director general de Protección Civil, Ángel Rangel, lanzó una advertencia sobre la cantidad de precipitaciones que saturaban los suelos.
Era una lluvia inusual. Informes de la época señalan que la cantidad de lluvia en el estado es de 510 milímetros de agua anual, pero en 1999 alcanzó los 1.910 milímetros.
La mayor cantidad de agua de lluvia se registró entre los días 14 y 16 de diciembre, cuando se acumularon 911 mlímetros. Esto trajo como consecuencia que los riachuelos que nacen en las montañas se convirtieran en grandes ríos con una fuerza descomunal.
Tiempo después en una entrevista concedida a un medio internacional, Rangel declaró que “el día 15 de diciembre le hice llegar al Ministro de Interior una declaratoria de emergencia nacional para que fuera aprobada por el Consejo de Ministros, porque estábamos ya en una situación crítica, pero el gobierno no contemplaba suspender el proceso electoral”.
Fuerza devastadora
Esta tragedia es recordada como “el día en que la montaña avanzó hacia el mar”. Desde lo alto del cerro Ávila, donde nace el río San Julián, las aguas comenzaron a bajar con tanta fuerza que desprendieron inmensos árboles y rocas que avanzaban a una velocidad de más de 50 kilómetros por hora dejando una estela de destrucción a su paso.
Las zonas más afectadas del litoral central fueron Camurí, Macuto Caraballeda, Tanaguarena, Carmen de Uria y Los Corales, donde decenas de casas fueron arrasadas o tapiadas con sus ocupantes dentro.
Sobrevivientes del deslave cuentan que a primeras horas de la mañana de ese domingo 15 de diciembre desde las alcantarillas y bocas de visita salía agua a borbotones y luego sintieron una gran explosión bajo la tierra.
De inmediato una corriente sin freno fue arrasando con lo que conseguía a su paso.
Acceso interrumpido
Casas, edificios y vehículos sucumbieron ante la fuerza del lodo, piedras y troncos que bajaban de la montaña.
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La vialidad de la zona costera fue destruida casi en su totalidad y el acceso terrestre desde Caracas a La Guaira se interrumpió durante varios días debido a la cantidad de lodo y escombros que tapiaron la autopista y las vías internas, lo que dificultaba el traslado de ayuda.
Los habitantes de la zona sobrevivieron sin agua ni electricidad durante varios días. Para socorrer a los afectados y evacuar la zona se habilitó un puente aéreo entre el aeropuerto de Maiquetía y La Carlota, así como la evacuación marítima a bordo de corbetas de la Fuerza Armada Nacional.
En Caracas fueron habilitados refugios en el Poliedro, Parque Naciones Unidas y en hoteles.
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De acuerdo a los datos disponibles sobre esta tragedia natural, 240 mil personas resultaron afectadas, otras 100 mil evacuadas, 8 mil viviendas destruidas, así como hospitales y ambulatorios de la entidad.
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