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Venezolana afectada por los biopolímeros: Me inyecté por mi pareja

Sabado, 11 de noviembre de 2023 a las 12:04 am
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Yadira Pérez, una fotógrafa venezolana que reside actualmente en Estados Unidos (EEUU), pasó los últimos 16 años con dolores e ingresando a quirófanos tras haberse inyectado biopolímeros.

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Afirmó que se hizo este procedimiento en el 2007, cuando tenía 27 años, para complacer a la pareja que tenía en aquel momento y quién es el padre de su hijo.

Ambos asistieron aún consultorio que quedaba en Bello Monte, en Caracas.

"Para aquel entonces ya yo tenía implantes de senos, y sin embargo, asistí allí con la única referencia que teníamos, una publicidad que vio mi pareja en el periódico", relató a BBC Mundo.

"El doctor me mostró un frasquito que contenía el líquido que me iba a inyectar. No decía biopolímeros, decía que eran células expansivas para dar volumen. Me limpió con povidine (antiséptico), me inyectó anestesia local y no vi más nada porque estaba acostada boca abajo en una camilla, me inyectó no sentí dolor y me puso una curita redondita en cada huequito donde inyectó los biopolímeros y me fui a mi casa", agregó.

Aseguró que al principio se veía bien, pero después el líquido empezó a salir y se le mojaba el pantalón.

"El doctor me decía: ‘Pégate un teipe’ (cinta adhesiva) y eso paraba el líquido", mencionó. Pero las molestias fueron incrementando, sobre todo, cuando le llegaba la menstruación, "las nalgas se me ponían duras, rojas y calientes", estos indicios de que algo estaba mal no le permitían ni sentarse.

Tras innumerables visitas que le hizo al doctor para que le calmara los síntomas con inyecciones que ya habían dejado de funcionar, éste decidió pagarle una liposucción.

"Esa primera liposucción que me hizo el otro doctor que era un investigador, en el año 2011, después de hacerme una resonancia en la que vio la cantidad de material que tenía en las nalgas. Me sacó un pote de mayonesa lleno de pelotitas", recordó.

¿Los síntomas desaparecieron?

Durante un año me sentí bien, pero todo volvió en el 2012, tuve que ir otra vez con el médico y me confirmó que todavía quedaban como el 15% de biopolímeros.

"Me hizo una segunda liposucción, que pagué yo, y usé una faja por tres meses", expresó Pérez, destacando que se sintió "bien" durante 10 años, pero el año pasado los síntomas reaparecieron y ya estaba viviendo en Miami.

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"Esta vez no fueron solo las nalgas y la espalda, también la cara y las manos. Por primera vez sentí dolor en las articulaciones", lamentó.

Llegó un milagro

Una amiga le recomendó al doctor Nair Nayaranan, enfatizandole que era un experto en biopolímeros.

"Fui a consulta con el doctor y me mandó a hacer unos exámenes para ver cómo estaba. Y decidió hacerme una cirugía abierta, cortó la piel y sacó todo. Encontró pelotitas que estaban adheridas al músculo", contó.

"Tuve que contraer una deuda grande porque el seguro no cubrió nada del procedimiento. La recuperación fue muy larga y dolorosa. Durante las primeras tres semanas no podía sentarme, tenía que orinar de pie. Me costaba mucho dormir. Intentaba dormir boca abajo sobre una almohada y como tenía drenajes, no podía acostarme de lado", expresó.

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"Mi hijo Leo me ayudaba a hacerme las curas y me asistía en todo. Durante ese tiempo, en el que no pude manejar y no podía llevarlo a ninguna parte, solo estamos él y yo en este país. Trabajé desde casa, de pie frente a la computadora los ratos que podía. Me quedaron unas cicatrices grandes, pero no me duele tenerlas. Estas cicatrices me recuerdan lo que he vivido", destacó.

En ese sentido, manifestó su deseo de sembrar conciencia sobre las consecuencias de los biopolímeros.

"A las personas que tienen intenciones de ponérselos, les digo: ¡No lo hagan, no se lastimen de esa manera! Y a las que están viviendo con dolor, les recuerdo que hay alternativas. No se rindan porque hay esperanza", concluyó Yadira Pérez.

Con información de BBC Mundo

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