La tenista marplatense Solana Sierra, de 21 años, escribió una página inolvidable en Wimbledon al convertirse en la primera “lucky loser” en alcanzar los octavos de final en la Era Abierta.
Ingresó al cuadro principal tras una baja, venció a jugadoras de mayor ranking y terminó despachando a la española Cristina Bucsa por 7‑5, 1‑6 y 6‑1, a pesar de una lesión en un dedo tras golpear su raqueta. Demostró temple y fortaleza para imponerse en el set decisivo.
Además del impacto deportivo, Sierra obtuvo un premio de 240.000 libras (más de 320.000 dólares), cifra que dobla lo que había ganado en toda su carrera antes del torneo. Su ranking también se disparará: de la posición 101 alcanzará al menos el puesto 65 del mundo.
Este hito no solo representa un antes y después a nivel económico, sino también un emblema para el tenis argentino femenino: es la mejor actuación desde Paola Suárez en 2004, y el primer gran avance desde entonces.
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