María de Luz Teresita Da Silva dos Santos, quien representó al estado Mérida en el Miss Venezuela 2009, compartió recientemente en sus redes sociales su experiencia y el sacrificio que tuvo que hacer para cumplir con los estándares de belleza.
La exmiss contó cómo la presión física y psicológica durante su participación en el certamen la llevaron a desarrollar serios problemas con la alimentación y la salud mental en una obsesión por cumplir con las medidas 90-60-90, incluso su porcentaje de grasa corporal cayó a un alarmante 9 %, una cifra crítica para la salud de cualquier mujer.
El día que su cuerpo dijo basta
Uno de los momentos más duros fue cuando, un domingo, en plena iglesia, se desmayó frente a todos. La escena fue un escándalo en su ciudad natal. “Todo el mundo se enteró que me desmayé” y aunque la gente comenzó a decir que “no comía” o que “era anoréxica”, lo cierto es que, en sus propias palabras, “me estaba convirtiendo en una persona anoréxica”, aunque aún no había recibido un diagnóstico médico.
Tras el desmayo, fue llevada a una clínica donde le colocaron suero. Pero incluso en ese estado, su mente seguía atrapada en la obsesión por el peso. Al despertar, lo primero que pensó fue: “¿Cuántas calorías tiene ese suero? ¡Quítamelo!”, narró que solo le importaba que al día siguiente tendría una presentación importante, pero su madre, alarmada por lo que estaba pasando, la hizo entrar en razón: “Reacciona, tu salud es primero”, le dijo con firmeza, estas palabras fueron las que la llevaron a la realidad de vuelta.
Sin embargo, Da Silva confiesa que llegó a verse al espejo y sentirse gorda, aunque estaba literalmente “en los huesos”, aclaró que las caderas, siempre fueron su zona más difícil, y aunque no podía bajar más de allí, su mente seguía empujándola al límite.
La reflexión final: ¿vale la pena el cuerpo perfecto?
Ya alejada de los certámenes, su mensaje hoy es directo: lo que se ve en redes o en pasarelas no siempre refleja salud. “Puedes ver cuerpos espectaculares, pero ¿cómo está la salud mental de esas personas? ¿Cómo es su relación con la comida?”, cuestiona.
María de Luz cierra su testimonio con una verdad contundente: muchas personas sacrifican su salud física, emocional y hormonal por encajar en un ideal físico, sin entender que la verdadera belleza empieza desde adentro. “Lo primero es la salud”, insiste.
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