Un avión con 113 brasileños deportados por Estados Unidos aterrizó este viernes en Fortaleza, en el noreste de Brasil, en medio de las redadas contra la inmigración ilegal impulsadas por la administración de Donald Trump.
A su llegada, agentes de la Policía Federal retiraron las esposas a los hombres, quienes habían realizado el trayecto en esas condiciones, a diferencia de las mujeres y los niños.
En un vuelo anterior, el pasado 24 de enero, 88 brasileños repatriados a Manaos permanecieron esposados hasta pisar suelo brasileño, lo que generó críticas del Gobierno por presuntos malos tratos y deficiencias en la aeronave.
Brasil reclama un trato digno para sus deportados
El incidente llevó al Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil a convocar al encargado de negocios de la Embajada de Estados Unidos, Gabriel Escobar, para manifestar su descontento. Sin embargo, en esta nueva deportación, «todo transcurrió sin incidentes», afirmó la secretaria de Derechos Humanos del Estado de Ceará, Socorro França.
Las autoridades federales y regionales recibieron a los deportados con asistencia humanitaria, brindándoles acceso a agua, alimentos, productos de higiene y atención médica si era necesario. La Fuerza Aérea Brasileña también dispuso un vuelo adicional para aquellos que desearan trasladarse a Belo Horizonte, una de las ciudades más grandes del país.
«No fue fácil recibirlos porque llegaron esposados, pero una vez descendieron del avión, recuperaron su libertad. Aun así, venían muy afectados emocionalmente», señaló França.
Por su parte, la secretaria ejecutiva del Ministerio de Derechos Humanos, Janine Mello, subrayó que la prioridad del Gobierno es garantizar que los ciudadanos lleguen en condiciones seguras a sus hogares para reencontrarse con sus familias y reconstruir sus vidas.
Visite nuestra sección Internacionales
Mantente informado en nuestros canales de WhatsApp, Telegram y YouTube