Spirit Airlines ha tomado la decisión de acogerse al Capítulo 11 de la Ley de Quiebras de los Estados Unidos, lo que marca un hito como la primera gran aerolínea de pasajeros en Estados Unidos en hacerlo desde American Airlines en 2011.
Pero a pesar de este anuncio que ha generado alarma en los usuarios, esto no significa el fin de las operaciones para la conocida aerolínea de bajo costo. La medida busca proporcionar a Spirit el tiempo y la protección necesarios para reestructurarse y continuar ofreciendo sus servicios.
El director ejecutivo de Spirit, Ted Christie, se dirigió a los clientes mediante una carta este lunes, y aseguró que pueden seguir reservando vuelos y utilizando puntos o créditos de fidelidad sin inconvenientes.
Otras implicaciones de la decisión
La solicitud de protección por bancarrota permite a Spirit revisar sus activos y operaciones. Según Henry Harteveldt, fundador de Atmosphere Research Group, es crucial que los consumidores estén atentos a posibles cambios en horarios o recortes en personal.
Aunque se espera que la aerolínea mantenga su programación durante la temporada navideña, también podrían implementarse ajustes adicionales.
En caso de que Spirit cancele un vuelo, los pasajeros tienen derecho a un reembolso en efectivo si no se les ofrece una nueva reserva. Sin embargo, el Departamento de Transporte (DOT) advierte que la quiebra podría complicar este proceso. En situaciones donde se nieguen reembolsos, los clientes pueden recurrir a sus tarjetas de crédito bajo la Ley de Facturación Justa de Crédito para obtener compensación.
Causas detrás de la bancarrota
Spirit Airlines ha enfrentado dificultades financieras desde 2019, pero su situación se agravó tras la pandemia. El aumento en los costos operativos y problemas con su flota Airbus han contribuido a sus pérdidas. Del mismo modo, un intento fallido de adquisición por parte de JetBlue Airways y dificultades para renegociar $1,100 millones en deuda han llevado a esta decisión crítica.
Con información de CNBC
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