En Bucaramanga, entre 2018 y 2021, una plataforma tejió puentes para que decenas de emprendimientos liderados por mujeres pasaran de la intuición a la gestión con propósito. Se llamó The Women Col y tuvo en la abogada y estratega colombiana Ingrid Johana Quintero Gómez a una de sus impulsoras clave: la mente que alineó formación, comunidad y mercado para convertir una idea colectiva en un movimiento con resultados palpables.
Desde la Dirección de Emprendimiento, Quintero asumió la tarea de diseñar y ejecutar una estrategia integral que pusiera a las emprendedoras en el centro. No se trató solo de cursos o charlas: fue un enfoque de ecosistema que articuló currículos de formación, mentoría, acompañamiento y vitrinas comerciales. Bajo su liderazgo, la red conectó a mujeres de la ciudad y su área metropolitana con herramientas prácticas —branding, finanzas, marketing, liderazgo— y con redes de apoyo que fortalecieron la toma de decisiones y abrieron rutas de financiación y visibilidad. El objetivo era claro y medible: cerrar brechas de género a través de la independencia económica y el liderazgo sostenible.
Su rol también tuvo una dimensión creativa determinante. Como directora creativa del colectivo, Quintero definió la identidad conceptual y la narrativa pública de The Women Col, asegurando coherencia entre misión y experiencia de marca. Ese guion estratégico se hizo visible en campañas, ferias y eventos como The Women Fest y The Women Market, espacios que no solo exhibieron productos, sino que consolidaron comunidad y dieron tracción comercial a marcas emergentes. La comunicación, el diseño curricular y la puesta en escena se entendieron como partes de una misma ecuación: educar, conectar y vender con propósito.
El impacto se puede contar en historias y en cifras. Más de 120 mujeres beneficiadas directamente, más de 30 talleres formativos y dos ediciones de ferias que ampliaron el alcance de los negocios locales dan cuenta de un proceso serio, sostenido y con efectos multiplicadores. El énfasis de Quintero en alianzas con instituciones educativas, empresariales y públicas ayudó a que el modelo ganara legitimidad y recursos, y a que la colaboración entre emprendedoras se consolidara como una estrategia de desarrollo regional.
En lo operativo, Quintero coordinó equipos creativos y voluntarios, afinó la logística de eventos y cuidó que cada actividad reflejara la misión social del colectivo. En lo institucional, representó a The Women Col ante aliados y medios, posicionando la plataforma como un referente temprano de economía colaborativa y liderazgo femenino en el oriente colombiano. Ese doble registro —gestión y narrativa— explica por qué la iniciativa trascendió la suma de talleres: hubo dirección estratégica, hubo método y hubo un relato que invitó a las mujeres a verse como agentes de cambio.
Aunque el colectivo cerró operaciones en 2021, su legado sigue en marcha en las redes y negocios que fortaleció. Varias de sus prácticas —las rutas formativas, la mentoría entre pares, la activación de mercados colaborativos— hoy inspiran nuevos programas en Bucaramanga y otras regiones del país. En ese trazo de continuidad, la huella de Ingrid Quintero es nítida: demostró que un liderazgo jurídico y estratégico, cuando se ancla en la comunidad, puede convertir la energía emprendedora de las mujeres en impacto económico real y en una cultura de colaboración que perdura.
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