Al final de la Segunda Guerra Mundial, en el año 1954, Rusia ocupó el territorio que arrebataron a los alemanes en Europa central y oriental, este pasó a formar parte de la Unión Soviética (URSS).
Pocos años después, en 1949, nació la Organización del Tratado Atlántico Norte (OTAN), con la asociación de diversos Estados europeos con los norteamericanos. Su propósito era defender a occidente de la hostilidad soviética.
La URSS y sus aliados respondieron a la OTAN formando el Tratado de Amistad, Colaboración y Asistencia Mutua, conocido como el Pacto de Varsovia en 1955.
Con este tratado, los soviéticos buscarían contrarrestar la amenaza que representaba la OTAN, al unificar los ejércitos comunistas del este de Europa.
La suma de estas fuerzas les daría la capacidad de responder a cualquier ataque del bloque capitalista.
Pero a principios de la década de 1980 el pacto comenzó a deteriorarse y tras la caída del Muro de Berlín en 1989, desapareció.
Desde entonces, Rusia observa con cautela los acercamientos de la OTAN a los países ex-comunistas.
Por su parte, la OTAN ha ido incorporando esos países que supuestamente le prometió a Rusia que nunca integraría.
Entre ellos están la República Checa, Hungría y Polonia a finales de los 1990; y Bulgaria, Estonia, Letonia, Rumanía, Eslovaquia y Albania en la siguiente década.
En 2004, transcurridos apenas quince años desde la caída del Muro de Berlín, todos los Estados del antiguo Pacto de Varsovia, salvo Rusia, formaban parte de la OTAN o de la Unión Europea.
Una situación intolerable para Rusia
La adición de estos países a la OTAN supone un riesgo para la propia existencia de Rusia, según explicó el experto Víctor Chora, a través de su cuenta en Twitter.
El experto en políticas públicas y economía de la universidad de Chicago, señaló que Estados Unidos tiene fuerzas militares desplegadas en Polonia y los países bálticos, a pocos cientos de kilómetros de Moscú, una situación que, hace algunas décadas sería inimaginable.
Rusia es un país que posee una ventaja energética, debido a que muchos países dependen del petróleo y el gas ruso.
Sin embargo, las desventajas geográficas de esta país sin una piedra en su zapato.
Las grandes llanuras al occidente de Moscú, permitirían el acceso directo de tropas enemigas, en caso de invasión.
Aunque por el oriente no tienen ese problema, ya que tienen los Montes Urales.
Pero la principal desventaja de Rusia, es que carece de un puerto de aguas cálidas con acceso directo a los océanos, y ese ha sido siempre su “talón de Aquiles” detalló Chora.
En este punto,cobra mayor fuerza en interés de ruso por Ucrania.
En 2014, al anexar Rusia la península de Crimea, esta nación acogió a muchos ucranianos rusoparlantes.
Asimismo, se apoderó de algo mucho más relevante: el puerto de Sebastopol, el único puerto de aguas cálidas de grandes dimensiones con el que cuenta Rusia.
Otra desventaja estratégica para los rusos es que, en caso de guerra, tampoco podrían salir del mar Báltico por el estrecho de Skagerrak, que conecta con el mar del Norte.
Debido a que este paso está bajo el control de otros dos miembros de la OTAN, Dinamarca y Noruega.
En este sentido, tras la caída de la URSS, esta se fragmentó en 15 países, a los que Chora clasifica entre neutrales, prorrusos y proocidentales.
Entre los territorios proocidentales, se encuentran Georgia, Moldavia y Ucrania, los cuales han expresado su deseo de ingresar en la OTAN y la Unión Europea.
No obstante, se les ha mantenido por fuera, debido a su proximidad con Rusia. Además en los tres se halla la presencia de tropas rusas o milicias prorrusas.
El rechazo del Kremlin a la OTAN
La entrada de cualquiera de estos tres países en el tratado del Atlántico Norte, sobre todo Ucrania, sería causal de guerra. "Esto lo saben los EE.UU y la OTAN", resaltó Chora.
Mientras en Kiev haya un Gobierno prorruso, el Kremlin puede estar seguro de que su zona de contención permanece intacta y de que la llanura nordeuropea, que está abierta para una potencial invasión a su país, estaría protegida.
Incluso una Ucrania neutral, alejada de la UE y OTAN, así como respetar el usufructo que Rusia tiene del puerto de Sebastopol, en Crimea, resulta aceptable, puntualizó Chora. "Esa era la situación prevaleciente", acotó.
A principios de 2014, Ucrania depuso el gobierno prorruso de Víktor Yanukóvich, lo cual encendió las alarmas en Rusia ante un posible acercamiento ucraniano a la OTAN.
El temor de Rusia
Víctor Chora señaló que una Ucrania prooccidental, con ambiciones de unirse a las dos grandes alianzas occidentales, podría sembrar dudas sobre el acceso de Rusia a su puerto en el mar Negro.
"Eso es intolerable para Rusia, y Putin lo tiene más que claro", remarcó.
Explicó que anteriores presidentes de Ucrania "han intentado jugar ambos lados; coqueteando con Occidente y rindiendo tributo a Moscú, y Putin lo ha tolerado".
Pero, "cuando están cerca de llegar a un acuerdo con la Unión Europea, pavimentando su adhesión, Putin les aprieta las tuercas".
Según el experto, hasta ahora, a Putin le había resultado "más cómodo respaldar los conflictos étnicos en Ucrania oriental y recordarle a Kiev quién controla los suministros de energía".
Para Putin, una membresía en la UE supone la antesala de la OTAN. Y para Rusia, el ingreso de Ucrania a esta organización "supone una línea roja que no están dispuestos a dejarlos cruzar".
Chora relató que "hace unos años, para Rusia se trataba de una cuestión existencial. No podía permitirse perder Crimea, mientras que Occidente sí".
Consideró que la escalada en Ucrania podría representar una situación similar.
"Es probable que Estados Unidos y Europa se sientan aliviados de que Ucrania no sea miembro de la OTAN, porque entonces sí estarían obligados a intervenir", finalizó.
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