Durante los años previos a 2021, miles de migrantes de todo el mundo atravesaron el tapón del Darién en su camino hacia Estados Unidos, generando un boom económico en zonas como Villa Caleta, donde Luis Olea reside.
La ruta se convirtió en una autopista clandestina que movilizaba a más de 1,2 millones de personas, quienes pagaban por transporte, comida y alojamiento tras jornadas agotadoras y peligrosas, señaló un reportaje realizado por Associated Press.
Olea relató que “el dinero generado por la migración permitió a muchas familias invertir en educación, construir casas y mejorar su calidad de vida”. La actividad económica se expandió rápidamente: “Era como si hubieras descubierto una mina de oro”, declaró Olea.
Los residentes invirtieron en barcos para transportar a los migrantes desde pueblos como Bajo Chiquito hasta puertos estratégicos donde continuaban su viaje hacia el norte. Algunos lograban ganar hasta 300 dólares diarios con esta actividad, mucho más que lo que obtenían cultivando plátanos o arroz.
Trabajador panameño planta arroz en su finca en Villa Caleta. Solía beneficiarse económicamente ante el paso migratorio, que ahora se detuvo tras la llegada de Trump. (Foto: Matías Delacroix/ AP)
Caída abrupta del flujo migratorio
Sin embargo, todo cambió con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca y su política restrictiva sobre el acceso al asilo en Estados Unidos, el flujo migratorio disminuyó drásticamente. La economía basada en el tránsito se desplomó casi por completo: “Ya no hay mercado”, lamentó Olea.
Este cambio dejó a muchas comunidades sin su principal fuente de ingresos. “La cosa grave es que nos está afectado en la alimentación, porque sin recursos económicos ni un supermercado aquí, ¿qué van a comprar?”, señaló Cholino de Gracia, líder comunitario local.
Olea intenta volver a cultivar plátanos para sobrevivir, pero admite que “tomará al menos nueve meses que produzcan algo”. La inversión en barcos y otros recursos ahora parece inútil: “¿Quién lo va a comprar? Ya no hay mercado”, afirmó con resignación.
Futuro incierto para las comunidades del Darién
La transformación económica provocada por la migración masiva dejó profundas huellas en las comunidades indígenas del Darién. Mientras algunos lograron aprovechar brevemente la bonanza económica, otros enfrentan ahora una crisis sin precedentes. La pérdida de ingresos ha afectado desde la alimentación hasta la infraestructura básica.
Expertos como Manuel Orozco, director del programa de migración y desarrollo del Diálogo Interamericano, advierten que “la migración se convirtió en una oportunidad de negocio para mucha gente… pero una vez que se agota… o te vas a la ciudad o te quedas viviendo en la pobreza”.
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