¿Televisa no cumplía con los estándares de Angélica Aragón? La verdadera razón por la que la actriz no está con la compañía

La reconocida actriz revela que se sentía encasillada

Sabado, 01 de noviembre de 2025 a las 09:00 am

Después de décadas brillando en la pantalla chica, Angélica Aragón hizo una pausa autoimpuesta en su carrera de telenovelas convencionales cuando vio que la industria la estaba empujando hacia personajes que ya no sentía suyos. La propuesta según la actriz, siempre era la misma, ser la madre de alguien contemporánea con ella, “la suegra del protagonista joven", por lo que ella decidió no aceptar más esos papeles.

Poco después, le llega un libreto que la enamoró, y aunque el personaje tenía unos 5 años más que ella aceptó actuar en Mirada de Mujer (1997-1998) y con ello marcó un antes y un después en su carrera. La actriz, ahora en una etapa de reflexión, habla de reinventarse, de no dejarse llevar por la comodidad y de apostar por historias que la representen.

La oportunidad de ser protagonista con mirada propia

Aragón recuerda que, tras su paso por grandes producciones televisivas en México, comenzó a recibir ofertas que la inquietaban: “Empezaron a darme papeles de mucha más edad de la que yo tenía”, relató. Esos papeles la ubicaban como la madre de personajes que bien podían estar en su misma generación, y ella se preguntó: ¿hasta cuándo voy a hacer esto? El hecho de que físicamente se viera más madura la puso en un lugar incómodo.

Ante esta realidad, rechazó seguir en ese carril de personajes estereotipados. Cuando el libreto de Mirada de Mujer le llegó, vio una oportunidad diferente: un personaje de mujer real que se replantea su vida, que se enfrenta a sus decisiones y que no se limita a ser soporte del protagonista.

El guion que devolvió su voz y su protagonismo

Mirada de Mujer está basada en la serie colombiana Señora Isabel escrita por Bernardo Romero Pereiro. En esta telenovela, Aragón interpreta a María Inés Domínguez, una mujer madura que descubre que su vida necesita otro rumbo. Fue un parteaguas en la televisión mexicana por abordar temas como la reinvención femenina, la diferencia de edad en el amor y la crisis de la mediana edad.

La actriz admitió que cuando los ejecutivos le proponían “la mamá de Verónica” o “la madre del joven protagonista”, supo que era momento de decir que no. Y su “sí” a este personaje no fue casualidad: el libreto estaba tan bien escrito, según ella, que no había necesidad de hacer modificaciones. Esa claridad la convenció de que su voz, su presencia y su edad podían tener protagonismo verdadero en la pantalla.

La trayectoria de Angélica Aragón demuestra que no siempre el éxito se mide en premios o números de audiencia, sino en la coherencia con uno mismo. Al elegir un guion con sustancia, tomó las riendas de su carrera y le dio forma a un legado que va más allá del estereotipo televisivo. 

 

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