El 31 de octubre de 1958, nueve meses después del derrocamiento del General Marcos Evangelista Pérez Jiménez, se firma el acuerdo entre los líderes de los principales partidos de la nueva vida republicana en Venezuela: Jóvito Villalba, Ignacio Arcaya y Manuel López de Unión Republicana Democrática (URD); Rafael Caldera, Lorenzo Fernández y Pedro del Corral del Comité de Organización Política Electoral Independiente (COPEI) y por Acción Democrática (AD) Rómulo Betancourt, Raúl Leoni y Gonzalo Barrios.
Este acuerdo firmado en la ciudad de Caracas, en la residencia del Dr. Rafael Caldera llamada Puntofijo, excluyó a otro partido que luchó contra la dictadura de Pérez Jiménez: El Partido Comunista. Esta decisión se toma porque querían evitar la clara influencia soviética que tenía el partido, así se quitaban de encima un problema con Estados Unidos en plena Guerra Fría.
El objetivo principal del pacto era el de mantener un equilibrio democrático y civil en el gobierno de Venezuela. Esto quiere decir que buscaba enaltecer la constitucionalidad, respeto a resultados electorales, y sobre todo establecer la presencia de representantes de los partidos firmantes en el gabinete de gobierno del vencedor de las elecciones.
De esta manera se podía garantizar un hilo conductor entre los gobiernos, ya que permitiría tener un plan país base para el lanzamiento de la Venezuela democrática.
Gracias a este documento se pudo establecer un acuerdo que sostuvo la democracia venezolana, ya que la amenaza constante de una nueva dictadura militar siempre estuvo rondando en la frágil política del país.
Luego de cuatro años (1962), el partido URD decidió retirarse del Pacto porque consideraba que las ambiciones e influencias de AD no representaban las aspiraciones de país que tenía Jóvito Villalba, así que dentro del acuerdo se mantendrá la estructura bipartidista (AD y COPEI) que gobernó al país desde 1959 hasta 1994, cuando Caldera logra la presidencia con el partido Convergencia.
El “puntofijismo” significó un avance en la democracia venezolana, pero también fue una inspiración para varias naciones de Latinoamérica que vieron posible gobernar basados en un acuerdo partidista de respeto e inclusión política que respalden la democracia en la región.
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