Las bodas de las élites y las superestrellas son hoy espectáculos de producción: locaciones históricas o privadas, montajes técnicos de gran escala, artistas invitados de primer nivel y vestuarios que demandan meses de trabajo artesanal. En esos elementos, más que en el simple número final, se concentra la explicación de por qué algunas celebraciones cruzan la línea del lujo y se convierten en eventos globales.
Cuando hablamos de cifras que asombran, conviene distinguir dos tipos de gasto: el que compra exclusividad (islas privadas, palacios, hoteles enteros) y el que compra espectáculo mediático (actuaciones privadas, producciones audiovisuales, permisos y logística para transformar espacios).
La suma de seguridad, traslados en jets y alojamiento de invitados aumenta la factura de manera exponencial; la contratación de artistas internacionales y vestuarios de alta costura suele ser la partida más visible para el público.
Algunas bodas emblemáticas
Anant Ambani y Radhika Merchant (Mumbai, 2024): las celebraciones de la familia Ambani han sido reportadas como de una escala inédita en la India contemporánea, con estimaciones mediáticas que hablan de cifras alrededor de los $600 millones por la duración, los artistas internacionales y la producción masiva.
Priyanka Chopra y Nick Jonas (Rajastán, 2018): su boda incluyó múltiples ceremonias (hindú y cristiana) y elementos de gran impacto visual; por ejemplo, Priyanka llevó un velo de aproximadamente 75 pies en una de las ceremonias —cerca de 23 metros—, un detalle que ilustra cuánto pueden alargar y dramatizarse los atuendos nupciales en enlaces de alto presupuesto. Las estimaciones del coste total del fin de semana varían según la fuente, pero todas coinciden en que la cifra asciende a varias centenas de miles o más.
Khadija Uzhakhova y Said Gutseriev (Moscú, 2016): esta boda es una de las más ostentosa hasta ahora. De acuerdo a una publicación del medio Britannica el padre de la novia, un magnate del petróleo y dueño de medios de comunicación, invirtió mil millones de dólares. La novia lució un vestido del diseñador Elie Saab, cuyo costo se estima en $ 1 millón. Con cuentas personalizadas y una larga cola, el vestido pesaba aproximadamente 28 libras (13 kg). El lugar de la boda en Moscú estaba decorado del piso al techo con flores, los invitados fueron transportados por la ciudad en una flota de vehículos de lujo y el pastel de bodas de nueve pisos era más alto que los invitados de la pareja. El entretenimiento también fue de primera categoría, encabezado por los cantantes Jennifer López, Enrique Iglesias y Sting.
George Clooney y Amal Alamuddin (Venesia, 2014): su celebración en Italia fue cubierta como una de las bodas hollywoodenses más sofisticadas, con estimaciones públicas que la sitúan en varios millones por los tres días de eventos y los servicios contratados.
Kim Kardashian y Kanye West (Florencia, 2014): las festividades entre París y Florencia, con actuaciones privadas y un montaje escenográfico en Forte di Belvedere, fueron valoradas por distintos medios en millones de dólares; las cifras concretas varían según qué partidas se incluyan, pero el consenso apunta a una boda de gran desembolso económico.
Vanisha Mittal y Amit Bhatia (Versalles, 2004): la boda en el Palacio de Versalles de la hija del magnate Lakshmi Mittal aparece registrada por Guinness World Records como uno de los eventos nupciales más caros de la historia, con un coste reportado en torno a $55 millones en su momento.
Si quieres conocer sobre otras bodas en la que no se escatimó en gastos puedes consultar el top de Theknot.
¿Por qué algunas bodas aparecen en todas las listas de “los más caros”?
Porque combinan varios factores: locación icónica (Versalles, palacios indios, fortalezas italianas), producción (escenografía, iluminación, montaje escénico), entretenimiento (contratación de artistas internacionales) y vestuario de alta costura. A eso se suma la gestión de la privacidad y la seguridad: restringir áreas urbanas, coordinar traslados aéreos y alojar a cientos de invitados implica partidas logísticas que suelen subestimarse en los recuentos superficiales.
¿Qué significan estos números culturalmente?
Más allá de la ostentación, muchas bodas de alto presupuesto funcionan como piezas de imagen y posicionamiento. Para familias y celebridades, la inversión puede retribuir en forma de cobertura mediática, contratos de patrocinio, y consolidación de una narrativa pública. Para otras audiencias, en cambio, esas mismas bodas se interpretan como símbolos de desigualdad o espectáculo desmedido.
Cada evento tiene su propia escala y sus partidas, algunas públicas, otras privadas, que determinan el coste final.
Fotos cortesía de Freepik
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