¿Alguna vez te ha detenido a pensar en cómo caminas? El ritmo que le imprimes a tus pasos hablan de tu personalidad, te sorprenderás al saber que no es solo una cuestión de ritmo.
La psicóloga Leticia Martín Enjuto en un artículo publicado por Infobae explica que esta tendencia “va más allá de un simple hábito físico y refleja cómo una persona se mueve en el mundo y procesa internamente sus emociones y pensamientos”.
Las personas con pasos veloces suelen tener “una personalidad activa y orientada a metas”, asegura Martín Enjuto. Les caracteriza la energía, la determinación para aprovechar cada minuto y la necesidad de avanzar de forma eficiente en su día a día. Este ritmo muestra un inconformismo que impulsa a planificar cada acción con un propósito claro y a evitar el desperdicio de tiempo.
Tus pasos hablan de tu personalidad
Además de la orientación a objetivos, el paso firme puede evidenciar extroversión y proactividad. Quienes caminan de prisa suelen sentirse cómodos en situaciones sociales, se adaptan con rapidez a los cambios y reaccionan con decisión ante imprevistos.
En a publicación de Infobae, Martín Enjuto señala que este estilo proyecta confianza y seguridad personal, reforzando la percepción de liderazgo y autoridad tanto en el ámbito laboral como en el personal.
No todos los caminantes rápidos lo son por determinación positiva: también puede tratarse de impacientes e intolerantes a la lentitud. Para este perfil, cada espera o retraso genera frustración, lo que se traduce en la necesidad de mantener un ritmo ágil incluso en actividades rutinarias.
Este sentido de urgencia se asocia a la creencia de que “nunca hay tiempo suficiente” y a una búsqueda constante de eficiencia, indica la especialista.
¿Qué dicen investigaciones científica sobre tus pasos?
Los estudios confirman que la velocidad de marcha guarda relación con rasgos de personalidad. Análisis basados en más de 15 000 participantes indican que la extraversión y la consciencia son los correlatos más consistentes de un paso rápido, mientras que el neuroticismo se asocia a una marcha más lenta (MIDUS - Midlife in the United States, PsyBlog). Estas investigaciones sugieren que tu estilo de movimiento físico refleja patrones psicológicos profundos
Caminar despacio no implica debilidad, sino un carácter más reflexivo e introvertido. Metaanálisis revelan que, en contraste con los acelerados, los caminantes lentos suelen puntuarse más alto en rasgos de neuroticismo y procesamiento interno de emociones. Este ritmo pausado puede traducirse en una tendencia a la cautela, al análisis detallado y a una menor necesidad de estímulos internos, señala una publicación de PubMed Central.
Mantenerse en constante movimiento puede convertirse en un mecanismo de defensa: la rapidez física sirve para evadir emociones incómodas o pensamientos negativos. Cuando el valor personal depende exclusivamente de la productividad, el paso acelerado esconde ansiedad y dificulta la desconexión real. A largo plazo, este patrón provoca fatiga mental, desgaste emocional y un estado de exigencia permanente que alimenta el estrés crónico, señala un estudio publicado en PubMed Central.
¿Cómo equilibrar tu ritmo para mejorar tu bienestar?
Reconocer tu velocidad natural al andar es un valioso indicador de tu estado interno. Si descubres que aceleras por ansiedad o presión, practica pausas conscientes: desacelera, respira profundo y observa tu entorno. Si tu paso refleja energía y enfoque, canaliza esa fuerza en objetivos concretos, pero reserva momentos de descanso auténtico.
Ajustar tu “personalidad y caminar” te ayudará a armonizar productividad y salud emocional.
Fotos cortesía de: Freepik
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