Estados Unidos se encamina hacia un invierno más frío de lo habitual y los avisos desde el sector energético ya generan preocupación entre hogares que dependen del gas natural para enfrentar las bajas temperaturas.
Los últimos reportes de la Administración de Información Energética (EIA) muestran que las proyecciones para esta temporada apuntan a un incremento notable del precio en el punto de referencia Henry Hub, que podría promediar $4,30 por millón de BTU, un salto frente a las estimaciones que se manejaban hace apenas unos meses.
Ese ajuste anticipa un impacto directo en los bolsillos de millones de consumidores que ya lidian con facturas elevadas de calefacción y electricidad.
Factores que empujan el alza
El aumento responde a una combinación de variables que este año se alinearon para presionar el mercado. Meteorólogos federales advirtieron que el país podría enfrentar episodios de frío más crudo en regiones que dependen ampliamente del gas para calentar viviendas.
Esa mayor demanda coincide con un escenario en el que una porción creciente de la producción estadounidense se orienta al mercado internacional como gas natural licuado (LNG), lo que reduce la oferta disponible a nivel doméstico.
Patrick Rau, vicepresidente de investigación de Natural Gas Intelligence, explicó que el mercado “no anticipaba” esta demanda adicional hace apenas un año, en referencia al peso que comienzan a tener las exportaciones y la infraestructura asociada a ellas.
Ese reacomodo ha ampliado la sensibilidad del sistema ante cualquier variación de consumo, especialmente cuando los inventarios se mantienen en niveles ajustados o existe riesgo de interrupciones en la cadena de suministro.
Hogares bajo presión y un sistema en prueba
La EIA prevé que temperaturas más suaves a inicios de 2026 y un repunte en la producción podrían aliviar las cotizaciones, pero los analistas advierten que el tramo invernal será determinante.
Muchos hogares ya enfrentan costos energéticos altos y el gas natural sigue siendo fundamental para la generación eléctrica, por lo que cualquier incremento sostenido puede trasladarse también a las facturas de luz y a industrias sensibles al costo energético.
Con frentes fríos intensos avanzando sobre gran parte del país, el sistema energético estadounidense encara una nueva prueba que podría reflejar tanto sus fortalezas como las grietas que deja una economía cada vez más integrada a los mercados globales.
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