José Gregorio González, venezolano que fue detenido en Estados Unidos y que viajó para donarle un riñón a su hermano, fue puesto en libertad condicional por el ICE.
González se enfrentó a la amenaza de deportación, lo que provocó súplicas por su liberación por motivos humanitarios.
Según CNN, González recibió recientemente una suspensión temporal de su deportación, lo que le permite continuar ayudando a su hermano, José Alfredo Pacheco, quien necesita diálisis y podría recibir el trasplante.
Historia de los hermanos
Pacheco, que emigró a Estados Unidos en 2022 buscando asilo, fue diagnosticado con insuficiencia renal terminal tras experimentar dolor abdominal.
Al enterarse de su condición, González llegó a Estados Unidos a finales de 2023, pero inicialmente fue rechazado en su intento de cruzar la frontera.
En su segundo intento, utilizó una aplicación de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza que le permitió programar una entrevista, aunque fue detenido debido a una orden de deportación previa.
Después de varios meses en custodia, fue liberado bajo supervisión, lo que le permitió vivir con su hermano y realizar las pruebas necesarias para la donación de riñón.
Sin embargo, el 3 de marzo, fue nuevamente arrestado por agentes de ICE en la casa donde residían.
Aunque un juez negó la suspensión de su deportación, su abogado recibió la noticia de que González obtendría libertad condicional humanitaria.
Con esto se le permitió permanecer en Estados Unidos para cuidar a su hermano y facilitar el trasplante de riñón que podría salvarle la vida.
Se espera que su liberación se concrete pronto, aunque ICE aún no ha comunicado los términos específicos.
Posible liberación plena
CNN contactó a ICE para obtener información sobre la detención y la próxima liberación de José Gregorio González.
En una vigilia realizada para solicitar su liberación, su hermano, José Alfredo Pacheco, explicó que necesita diálisis tres veces por semana para sobrevivir sin un trasplante, y expresó su desesperación por la situación: “A veces, apenas puedo levantarme de la cama”.
Desde la detención de González a principios de marzo, Pacheco ha enfrentado solo el peso de su diagnóstico, lidiando con síntomas como cansancio y náuseas.
Además debe manejar solo a sus citas médicas. La separación familiar ha añadido un dolor emocional significativo a sus dificultades prácticas.
Una vez liberado, González y Pacheco reanudarán el proceso para determinar la compatibilidad para el trasplante.
Si no son compatibles, considerarán participar en un programa de “intercambio de riñones emparejados”, que podría ayudar a salvar la vida de dos personas a través de la donación de González.
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