Un grupo de voluntarios acompaña diariamente a los estudiantes de la comunidad de Brighton Park a sus escuelas, debido al miedo creciente de los padres a los operativos del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas de los Estados Unidos (ICE). Esta iniciativa busca garantizar la seguridad de los niños que deben realizar solos los trayectos desde sus casas hasta las escuelas, debido al terror que sienten sus padres a ser deportados en alguna redada.
En el vecindario de Brighton Park, el temor generado por las recientes detenciones ha limitado la movilidad de muchos padres, quienes deben salir mas temprano que de costumbre para trabajar pues se sienten inseguros al circular por las calles en horarios "pico".
Ante esta realidad, padres y madres que ya poseen mayor estabilidad legal en los EEUU, decidieron formar un grupo de patrulleros voluntarios que apoyen la seguridad de los estudiantes que viajan o caminan solos en las mañanas.
Patrulleros voluntarios: un esfuerzo sin remuneración
Este grupo, integrado por padres que dedican tiempo propio para cuidar a los niños, opera en distintas esquinas, avenidas y callejones cercanos a las escuelas, donde muchos niños caminan solos.
María Franco, participante activa del voluntariado, explica que:
"Los chat que tenemos estamos diciendo (a los padres) si necesitas ayuda, te podemos ir a ayudar con tus niños, si tienes algún miedo, si quieres tomar alguna precaución, ahí estamos", expresó Franco.
El programa, coordinado por el Concilio Comunitario de Brighton Park, se diferencia del oficial Pase Seguro de las Escuelas Públicas de Chicago, pues no recibe fondos ni está limitado al perímetro escolar. El Concilio Comunitario de Brighton Park (BPNC) es una organización comunitaria sin fines de lucro ubicada en el suroeste de Chicago, dedicada a promover la equidad y la justicia racial y su misión es mejorar la calidad de vida de las poblaciones inmigrantes y de clase trabajadora mediante la organización comunitaria.
Riesgos y motivación de los voluntarios
A pesar de los riesgos que implica exponerse ante la situación migratoria que muchas veces no respeta la estabilidad que ya algunos han ganado, los padres voluntarios han decidido seguir participando.
Una madre, que prefirió mantenerse en el anonimato, relató :
"No puedo dejar de hacerlo, no sé, o sea, no sé por qué, pero mi hija me dice, te puedes quedar yo y me puedo ir sola, pero no, no, no, no, es algo que ya, o sea, me siento útil y me siento bien apoyando a la escuela y y que esos niños se puedan sentir seguros si me ven cuando vienen", expresó.
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