Un operativo de control migratorio de alto perfil tuvo lugar en Kenner, Luisiana, activando una respuesta espontánea y coordinada por parte de la comunidad en contra de la Patrulla Fronteriza.
Aunque el propio comandante Gregory Bovino dirigió personalmente el despliegue denominado ‘Catahoula Crunch’ en las calles de esta zona, la presencia de los agentes provocó que numerosos vecinos salieran a la calle, tocando silbatos y bocinas de automóviles, para lanzar una señal de alerta a posibles inmigrantes indocumentados en la zona.
Algunos residentes con megáfonos encima de sus carros, gritaron consignas como "No les abran la puerta a nadie, que aquí está migración".
Detenciones y una confusión con ciudadana
Durante el operativo, el comandante Bovino fue visto acercándose a una camioneta en una gasolinera para interrogar en español a un inmigrante hispano, quien fue detenido. Según la declaración del comandante, el hombre era "definitivamente un inmigrante ilegal que no debería estar en Estados Unidos". Bovino reportó que la operación ha resultado en la detención de "docenas y docenas de personas" en Nueva Orleans, aunque no proporcionó una cifra concreta.
Paralelamente, el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) reconoció haber cometido una confusión en un incidente ocurrido el día anterior. Los agentes persiguieron a una joven, que fue captada por cámaras de seguridad corriendo para refugiarse en su casa, al confundirla con otra mujer que era buscada. La joven, que afirmó ser ciudadana estadounidense y gritó "déjenme en paz" mientras corría, contó que les advirtió varias veces sobre su estatus. El DHS admitió el error y abandonó la zona al darse cuenta de la confusión.
Apoyo comunitario y coordinación vecinal
La presencia policial motivó a la comunidad a implementar mecanismos de protección. Una activista local señaló que el apoyo vecinal ha sido "fundamental para que no arresten a tantas personas". Aunque no todos los residentes pueden salir a la calle, existe una coordinación continua para protegerse mutuamente.
En un gesto de solidaridad, un grupo de ciudadanos estadounidenses que se identifican como 'gringos que nos apoyan' visitó un restaurante local donde el dueño y su familia se habían atrincherado por temor a ser detenidos.
"El apoyo de los gringos que nos apoyan, que están con nosotros, es clave, porque ellos miran el esfuerzo y ellos mismos saben que no somos criminales," dijo una mujer miembro de la comunidad sobre la situación.
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