El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa progresiva que afecta principalmente a la memoria, el pensamiento y el comportamiento. Es la forma más común de demencia y suele manifestarse en personas mayores de 65 años, aunque también puede aparecer antes.
Se caracteriza por la acumulación anormal de proteínas en el cerebro, como la beta amiloide y la tau, que dañan y destruyen las conexiones entre las neuronas, provocando su muerte con el tiempo.
Las causas exactas aún no se conocen, pero existen factores que pueden desencadenar o aumentar el riesgo. Entre ellos destacan la edad avanzada, los antecedentes familiares, la genética y ciertos estilos de vida poco saludables.
También influyen enfermedades como la hipertensión, la diabetes, la obesidad y el colesterol elevado. Además, el sedentarismo, la falta de estimulación cognitiva y el aislamiento social pueden contribuir a su aparición.
Aparición del Alzheimer
Para nade es un secreto que dormir bien es fundamental. El sueño profundo ayuda a nuestro cerebro a “lavarse”, eliminando desechos que, de no ser removidos, pueden dañar la memoria con el tiempo. Un reciente estudio de la Universidad de Rochester sugiere que el fármaco zolpidem, un somnífero muy común, podría interferir con ese proceso vital, y así elevar el riesgo de desarrollar Alzheimer.
El cerebro cuenta con un sistema llamado “glinfático”, que actúa como un sistema de limpieza durante el sueño profundo. Este sistema elimina sustancias dañinas, como la proteína beta-amiloide, que se acumula en enfermedades como el Alzheimer.
Según investigadores de Rochester y de Copenhague, el zolpidem afecta este sistema porque suprime los movimientos rítmicos del neurotransmisor norepinefrina. Estos “latidos” son cruciales para activar el flujo del líquido que limpia el cerebro. Cuando el zolpidem los bloquea, el líquido no circula bien y la limpieza se ve comprometida.
Otros estudios clínicos apuntan también al uso prolongado y en dosis altas de zolpidem como un factor de riesgo. Uno que se realizó en Taiwán reportó que las personas mayores que tomaron altas dosis durante un año tenían entre 3 y casi 4 veces más probabilidades de desarrollar Alzheimer, en comparación con quienes no lo tomaron o lo hicieron en dosis bajas.
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