Si eres de esas personas que viven con el estrés a tope, necesitas abrir espacio a la práctica mental que implica centrar la atención en el aquí y el ahora y observar pensamientos y sensaciones en tu cuerpo en modo testigo, sin juicios ni ataduras.
¿Qué disciplina te lleva a la tranquilidad?
La meditación. Cuando aprendes a meditar, te conoces a profundidad y logras integrar el mundo terrenal con el espiritual, fortaleciendo tu SER.
En consecuencia, tu organismo sufre cambios que se traducen en bienestar. Así lo evidencia un estudio realizado por la Universidad Johns Hopkins, en Estados Unidos. Este refiere que la meditación es excelente para reducir el estrés y la ansiedad.
Luego, de valorar a un grupo de 3.500 participantes, se demostró que la meditación es efectiva para disminuir los niveles de cortisol, conocida como la "hormona del estrés". La investigación de Johns Hopkins encontró que la práctica regular de la meditación ayuda a aliviar estos síntomas.
Ahora bien, la meditación no sólo te da herramientas para serenarte. También sumas habilidades para ser consciente del momento presente, con lo que obtienes muchos beneficios en cuerpo, mente y espíritu.
Los beneficios más importantes de la Meditación
Incorporar la meditación en tu rutina diaria y esto es lo que pasará:
- Tu mente se calmará y disminuirán los niveles de cortisol. Esto impacta positivamente en problemas de salud relacionados, como la hipertensión y la ansiedad.
- Aumentará tu energía y vitalidad.
- Estarás más enfocado durante el día. Te centraras en lo importante.
- Se fortalecerá tu sistema inmunológico.
- Ganarás calidad de sueño.
- Mejorará tu bienestar emocional. Ayuda a desarrollar una actitud más positiva y compasiva hacia uno mismo.
Hay diversos tipos de meditación, pero para iniciar es recomendable hacerlo con sesiones guiadas (videos o asesoría personalizada), de cinco a diez minutos diarios.
Además, parte del secreto para adoptar una práctica correcta está en concentrarte en la respiración. Intenta lo siguiente: Coloca tus manos sobre tu pecho y cierra los ojos; inhala y exhala durante 10 segundos.
Debes enfocarte en el ritmo natural de tu respiración. Cómo entra el aire por tu nariz y llena tus pulmones y cómo tu pecho sube y baja a medida que respiras. En la exhalación deja salir el aire por tu boca, y repite las veces que consideres necesario. Cada vez que tu mente se distraiga, vuelve a concentrarte en la respiración sin juzgar tus pensamientos.
Importante: No intentes dejar de pensar. Es normal que los pensamientos vayan y vengan, y podemos reconocerlos y dejarlos pasar sin quedar atrapados en ellos. Cuando finalices, respira profundamente unas cuantas veces, regresa tu conciencia a tu entorno y abre los ojos. Tómate un momento para notar cualquier cambio en tu estado mental o tus emociones.
La práctica regular de la meditación te da las herramientas para gestionar las emociones y mejorar tu calidad de vida.
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