La adolescencia es una etapa significativa en la vida de cualquier persona, un periodo en el que cada individuo afianza su personalidad y se enfrenta a nuevas responsabilidades.
El cuidado de su salud mental es una de las prioridades que tanto padres, docentes, como cuidadores deben de procurar, sobre todo en entornos como el venezolano, donde factores sociales, familiares y tecnológicos pueden tener un impacto emocional.
El coordinador adjunto de Cecodap y psicólogo, Abel Saraiba, comparte datos claves para identificar señales de alarma, comprender las causas más comunes y atender las situaciones que se puedan presentar dentro del entorno familiar y escolar de niños, niñas y adolescentes.
Lo que no se debe ignorar
Las señales más claras tienen que ver con cambios en las funciones básicas de la vida. Esto incluye alteraciones en el sueño, la alimentación y la socialización.
“Si antes era un niño que tenía amigos, que se relacionaba de manera adecuada, que comía y dormía normalmente, y ahora empieza a tener todos estos cambios, esas son señales de alarma”, explica.
Además, la presencia de autolesiones, pensamientos de muerte o intentos suicidas son signos que requieren intervención inmediata.
“Estas acciones no solo advierten sobre riesgos graves como el suicidio, sino que también aplican para la mayoría de los trastornos emocionales”, agrega. Reconocer estos síntomas a tiempo permite buscar ayuda profesional antes de que la situación se agrave.
Causas frecuentes
Desde la experiencia de Cecodap, se han identificado al menos cuatro factores recurrentes que afectan la salud mental de niños, niñas y adolescentes en Venezuela:
- Violencia en el entorno: ya sea en el hogar (por abuso o maltrato), en la escuela (acoso escolar) o en la comunidad, la exposición a situaciones violentas puede desencadenar trastornos emocionales.
- Tristeza o ansiedad no tratadas: cuando los sentimientos negativos se prolongan y no se canalizan adecuadamente, pueden evolucionar hacia cuadros clínicos más complejos.
- Crianza inadecuada: estilos autoritarios o negligentes por parte de los padres, especialmente cuando no cuentan con herramientas emocionales, pueden generar desequilibrios en el desarrollo psicológico.
- Factores sociales extremos: situaciones como la migración forzada, la pobreza, los desastres naturales o incluso la guerra, pueden sobrepasar la capacidad emocional de los adolescentes, generando alteraciones profundas en su salud mental.
Redes sociales: espejo distorsionado
Las plataformas digitales se han convertido en un entorno de socialización inevitable, pero no siempre saludable.
“Las redes sociales forman parte del ecosistema de vida de los seres humanos. Es difícil separar muchas de nuestras actividades cotidianas de su existencia”, explica Saraiba. Sin embargo, el problema surge cuando los adolescentes acceden a ellas sin estar emocionalmente preparados.
Para el especialista, así como las películas tienen clasificación por edad, las herramientas también deberían tener un uso regulado. El acceso prematuro puede generar alteraciones en la salud mental.
Uno de los riesgos más comunes es la distorsión de la realidad. “Muchos adolescentes creen que están viendo vidas perfectas, cuerpos ideales, dinámicas sociales de ensueño. Pero lo que se muestra en redes sociales es una selección de momentos, no la vida completa”, advierte.
Esta percepción errónea puede afectar la construcción de la identidad, generar insatisfacción personal y aumentar los niveles de ansiedad. Además, su uso prolongado está asociado con trastornos de la conducta alimentaria, baja autoestima y alteraciones del estado de ánimo.
“Los adolescentes no tienen aún la madurez cognitiva para cuestionar lo que ven. No se preguntan si esa felicidad que observan es real. Y esa dificultad para filtrar la información termina afectando su bienestar emocional”, resalta.
Estrés y satanización del descanso
Saraiba señala que el estrés académico y la presión por el rendimiento escolar son factores que afectan directamente la salud mental de los adolescentes.
“Todo lo que implique presión para satisfacer expectativas y responder a exigencias puede generar mucho estrés. En muchos casos, los adolescentes tienen agendas más cargadas que sus propios padres, con tareas, actividades extracurriculares y poco o ningún tiempo para el ocio”, indica.
El también creador del podcast Fuera de consulta, resalta que en múltiples ocasiones en tiempo libre llega a ser criminalizado, debido a que se vive bajo la idea distorsionada de que se debe ser productivo todo el tiempo y finalmente la hiperproductividad se convierte en un enemigo.
“El descanso, el sueño y la recreación no solo son necesarios, sino fundamentales para el desarrollo cognitivo y emocional. Durante el sueño, el cerebro reorganiza y afianza los aprendizajes. Sin descanso, el desarrollo se ve comprometido”, explica.
Saraiba insiste en que debe existir un equilibrio entre estudio, actividad física y descanso, debido a que el sueño es indispensable tanto para el crecimiento físico como para el desarrollo emocional.
Cuando el adolescente no habla
Una de las situaciones más complejas para los padres ocurre cuando sus hijos se niegan a hablar o a recibir ayuda psicológica. “A veces los adolescentes sienten que no quieren hablar con nadie, y ahí lo que hacemos nosotros es trabajar con los padres”, comenta Saraiba.
En muchos casos, el trabajo más profundo debe hacerse con los adultos responsables, quienes pueden aprender nuevas estrategias para generar confianza y abrir espacios de diálogo.
“Para que haya terapia, el otro tiene que estar dispuesto. Y no siempre el adolescente lo estará. Pero sí podemos intervenir desde el hogar, con herramientas que orienten el proceso y permitan abordar los problemas”, explica.
Además, existen mecanismos legales que pueden activarse en situaciones de riesgo. “Se puede acudir al Consejo de Protección para solicitar medidas extraordinarias que garanticen la atención del adolescente. No solo se acude cuando ha sido víctima de violencia, sino también cuando se pone en peligro al negarse a recibir tratamiento”, señala.
Recursos disponibles
Para los padres que desean acompañar mejor a sus hijos en esta etapa, existen múltiples recursos educativos y de apoyo. Saraiba recomienda visitar el sitio web de Cecodap (www.cecodap.org), donde se ofrece una amplia variedad de materiales especializados en salud mental infantil y adolescente.
En la plataforma se pueden encontrar artículos, videos, ejercicios prácticos, publicaciones y manuales que ayudan a comprender mejor los desafíos emocionales de esta etapa.
Además, se ofrecen talleres dirigidos a padres, docentes y público general, así como información sobre cómo acceder al servicio de atención psicológica que Cecodap tiene disponible.
“También contamos con un directorio de organizaciones a nivel nacional que brindan apoyo y atención. Si alguien nos contacta buscando un servicio que no ofrecemos directamente, podemos orientarlo para que acceda a la ayuda que necesita”, explica.
Estos espacios permiten que los adultos se formen, se informen y se fortalezcan emocionalmente para acompañar a sus hijos e hijas con mayor sensibilidad y eficacia.
La clave está en reconocer que el acompañamiento no se trata solo de estar presente, sino de estar preparados para comprender, escuchar y actuar.
La salud mental de los adolescentes no es un lujo, es una necesidad que comienza en casa, se fortalece en la escuela y se sostiene en la comunidad. Los adultos tienen el deber de construir entornos seguros, afectivos y comprensivos que les permitan crecer con equilibrio emocional y bienestar.
Por Wanda López Agostini
Fotos Cortesía
Coordenadas @abelsaraiba / @fueradeconsulta
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