Rafa Nadal lo hizo otra vez El español venció con parciales de 6-2, 4-6, 6-2 y 7-6 (7-4) a Novak Djoković para avanzar a semifinales del Roland Garros 2022.
En un partido que duró más de cuatro horas, cuatro horas y doce minutos exactos, el balear empezó el encuentro como un verdadero huracán.
Su derecha estuvo impecable. Los tiros a las paralelas y sobre todo ese juego profundo en la pista sorprendió a un Djoković que veía cómo su rival revivía las jornadas históricas.
Nadal llegó a ganar cuatro juegos consecutivos y seis de los últimos siete para empezar con 6-2 y 3-0 en la segunda manga, hasta que "Nole" despertó.
Djoković pone a prueba la resistencia de Nadal
Por algo Novak Djoković es el número uno del mundo, no hay que subestimarlo. Afinó los reveses y el saque para detener la sangría de errores no forzados.
Hasta 28 tiros ganadores llegó a tener en algún punto del segundo set Nadal, pero justo cuando parecía que el partido iba por una sola calle llegó el quiebre de Djoković.
Se puso 3-1 abajo en el segundo set y a partir de ahí fue capaz de ganar tres juegos más para tomar ventaja y mantener su servicio (además de quebrar un saque más de Rafa que duró casi 20 minutos) para igualar el partido.
Nadal recupera la ventaja…y remonta el cuarto set
Pero en el tercero Nadal volvió a imitar el plan de juego inicial, saliéndole a la perfección: quebró el servicio de "Nole" nada más empezar y mantuvo el suyo para ponerse en ventaja.
La "stamina", el buen fondo físico, ese que lo lastró en Madrid y Roma por sus problemas en la lesión crónica del pie, esta vez sí le respondieron.
El manacorí ganó 6-2 el tercer parcial y dejó lo mejor para el final: una remontada espectacular cuando perdía primero 4-1 y después 5-2 para forzar el tie break.
Ahí doblegó 7-4 a su rival serbio para encaminar otra semifinal, llegar a una instancia contra el alemán Alexander Zverev (verdugo de Carlos Alcaraz en cuartos) y dejar la mesa servida.
Rafa Nadal ha ganado 29 juegos de 59 a Djoković, y en la arcilla del segundo Major del año ostenta ya ocho victorias de diez duelos contra su némesis serbia.
Es otra "Nadalada" más. Y ya es costumbre.
Contra el dolor y la adversidad siempre el mismo tratamiento: creer y luchar. Un ejercicio que aplica mejor que nadie el balear. Y más en el patio de su casa: la arcilla de la Philippe Chatrier en París.
Se instala por lo pronto en semifinales y pretende ganar la que sería su Copa de los Mosqueteros número 14 y el Grand Slam 22.
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