La dismorfia está relacionada con los cambios del organismo durante la adolescencia. En esta etapa, el cerebro fija una idea central acerca de la imagen corporal como una realidad, de acuerdo con la percepción de la propia persona.
Si la interpretación visual es de inconformidad, nacerá la urgencia de cambiar para perfeccionar y corregir la alteración, con el fin de lograr el bienestar.
Dismorfia: tipos
Neurótica, donde la persona tiene una idea reiterativa acerca de sus imperfecciones y muestra signos de irritabilidad, ansiedad, insomnio, aislamiento social y familiar, y bajo rendimiento en cuanto al ámbito laboral. El tratamiento incluye medicamentos antipsicóticos con alta efectividad.
Delirante, que hace referencia a la convicción acerca de sí mismo, aunque esa visión no es real. Estos pensamientos suelen controlarse con otros fármacos y terapias psicológicas.
Trastorno
Suele desarrollarse, en principio, al sentir desagrado con una región del cuerpo. Al pasar el tiempo, se van agregando otras. Algunos datos sugieren que cerca del 45% de los casos están vinculados con la nariz, aunque también existe rechazo a toda la anatomía corporal.
Síntomas
– Autoestima baja.
– Dificultad para entablar relaciones con los demás.
– Ansiedad, que puede convertirse en ataque de pánico.
– Búsqueda de semejanza de la imagen con otras personas.
– Deseo continuo por mejorar la apariencia con tratamientos estéticos.
– Perfeccionamiento del rostro con maquillaje.
– Sentimiento de rechazo al observarse en el espejo.
– Inconvenientes para perdurar en un área laboral.
– Sensaciones de vergüenza, inseguridad e inadaptación.
Factores de riesgo
– Trauma psicológico debido a constantes críticas en cuanto a la imagen.
– Inconformidades en relación al aspecto físico durante la adolescencia.
– Imposición de los padres hacia los hijos para igualar los estándares de belleza impuestos por la sociedad.
– Muestra de imágenes en la luz pública, donde se observan imperfecciones, con el objetivo de avergonzar.
– Tipos de padecimientos que interfieren en la regulación del ánimo o afecto, y en el desarrollo personal, como trastornos afectivos o emocionales.
Dato:
La ciencia expone que el cerebro de una persona con dismorfia sufre algunos cambios cuando observa malformaciones en su imagen
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