El cultivo de tomates comienza con una adecuada preparación de sus semillas. Para garantizar una germinación exitosa, es importante seguir algunos pasos clave.

Preparación de la semilla
Para obtener semillas de tomate, elige frutos maduros y saludables. Corta el tomate y extrae las semillas junto con la pulpa gelatinosa que las rodea. Coloca las semillas en un vaso con agua y deja fermentar durante 2 a 3 días a temperatura ambiente. Este proceso elimina la capa gelatinosa y ayuda a prevenir enfermedades.
Una vez finalizada la fermentación, enjuaga bien las semillas con agua y déjalas secar sobre papel absorbente en un lugar seco y ventilado durante varios días. Cuando estén completamente secas, almacénalas en un sobre o frasco hermético hasta su siembra.
Siembra
Para sembrar las semillas de tomate, utiliza un semillero con tierra fértil y bien drenada. Rellena las bandejas o macetas con sustrato ligero y coloca las semillas a una profundidad de aproximadamente 0.5 cm. Cubre con una ligera capa de tierra y riega suavemente con un atomizador para evitar el desplazamiento de las semillas. Mantén el semillero en un lugar cálido, entre 20 y 25 °C, con suficiente luz solar. En aproximadamente 7 a 14 días, comenzarán a germinar.
Cuando las plántulas alcancen unos 10 cm de altura y tengan al menos dos pares de hojas verdaderas, estarán listas para el trasplante a su ubicación definitiva en el huerto o maceta grande.
Cosecha del tomate
Los tomates estarán listos para cosechar entre 60 y 90 días después de la siembra, dependiendo de la variedad. Cuando los frutos tengan un color uniforme y estén firmes al tacto, córtalos con tijeras o a mano con cuidado. Para prolongar la producción, cosecha los tomates con regularidad.
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