El fertilizante de sal casero es una opción económica y sencilla para nutrir las plantas, ya que contiene minerales que estimulan su crecimiento. Uno de los ingredientes más comunes es la sal de Epsom, también conocida como sulfato de magnesio, que es rica en magnesio y azufre, dos elementos esenciales para el desarrollo saludable de las plantas.
Estos nutrientes ayudan a fortalecer las paredes celulares, mejorar la absorción de nutrientes y aumentar la producción de clorofila, lo que se traduce en un crecimiento más vigoroso y hojas más verdes.
Para preparar este fertilizante, solo necesitarás los siguientes ingredientes:
1 cucharada de sal de Epsom
1 litro de agua
1 cucharadita de bicarbonato de sodio (opcional)
Preparación en dos pasos
1. Disolución: en un recipiente, disuelve una cucharada de sal de Epsom en un litro de agua. Si decides agregar bicarbonato de sodio, hazlo en esta etapa. Este componente opcional ayuda a neutralizar la acidez del suelo y a mejorar la salud de las raíces.
2. Aplicación: usa esta mezcla para regar las plantas una vez al mes. Puedes aplicarla directamente al suelo o rociarla sobre las hojas mediante un atomizador, ya que algunas plantas absorben nutrientes mejor de manera foliar.
Beneficios para tus plantas
El magnesio contenido en la sal de Epsom es clave para la producción de clorofila, que es fundamental para la fotosíntesis. Un buen suministro de magnesio promueve hojas más verdes y vigorosas.
Además, el azufre ayuda en la formación de proteínas, enzimas y vitaminas, fortaleciendo el sistema inmunológico de las plantas.
Este fertilizante es especialmente útil para plantas que tienen deficiencia de magnesio, como los tomates, las rosas y los pimientos. Notarás que las plantas se vuelven más saludables y con mayor capacidad para resistir enfermedades y plagas.
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