Hay relaciones en la astrología que se denotan en las percepciones, de cómo aquellas tempranas sensaciones son percibidas y experimentadas por cada uno: el signo y la casa en donde se encuentre la Luna en su carta astral.
Luna
Ella manifiesta sus efectos a mediano y largo plazo, y es lógico que así suceda, pues sus contenidos iniciales están entre las etapas del bebé, la niñez y la pubertad.
A partir de la adolescencia, el Sol toma las riendas del asunto y procura compensar todas las carencias que se presentaron en las etapas que están guardadas en el inconsciente de cada individuo, procurando darle coherencia a la propia historia personal.
Sol
Durante el tiempo solar, la plenitud juvenil hace retar nuestros límites, crear el futuro, vivir el presente, el aquí y el ahora con la pasión que las hormonas desatan para lograr poco a poco fijar los elementos que satisfagan nuestras carencias, así como brindar a otros nuestras destrezas y habilidades a través de alguna actividad laboral o placentera.
El tercer elemento, el cuerpo, hace las veces de testigo y es el actor principal, dado que descubre el potencial de la mente al entrar en la fase adulta.
Sol, Luna y cuerpo
A través de la mente se desplaza a voluntad por la línea del tiempo, ya sea recordando cosas, viviendo el día a día, o proyectando situaciones en el futuro.
Simbólicamente, el Sol representa la mente activa, la consciencia que da y que recibe del entorno; La Luna, da la capacidad de imaginar y el pasado inconsciente inmediato; y el ascendente, el cuerpo físico, el aquí y el ahora, el templo sagrado en donde residen la luminarias y los cuerpos celestiales.
Mercurio
Son regulados por el planeta Saturno, el cual, cada siete años, pasa revista del acontecer del individuo. La interacción en la mente de los tres tiempos está regulada por el planeta Mercurio, el cual siempre está cerca del Sol y representa el aliado para la realización del individuo a través de su comunicación e interacción con el entorno.
Las relaciones planetarias entre estos elementos mencionados, comprendemos el porqué cada persona experimenta el tiempo de manera distinta, y por qué el reloj, la hora y los calendarios, son de gran ayuda para cuadrar citas y fechas, pero no para cuadrar vivencias.
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