Durante siglos, la sal marina ha sido un condimento básico, apreciado por culturas de todo el mundo. Pero más allá de sus usos culinarios, ofrece un perfil de sabor único y posibles beneficios para la salud.
Este ingrediente se obtiene mediante la evaporación del agua de mar y deja un cristal escamoso con una variedad de texturas, según la fuente de agua y los métodos de recolección. Gracias a esa textura gruesa y crujiente, también se utiliza como exfoliante corporal.
A diferencia de la sal de mesa, la cual se utiliza en la elaboración de diferentes platillos, se extrae de depósitos subterráneos y luego se procesa para quitar otros minerales. Esta está fortificada con yodo, el cual es importante para la salud de la glándula tiroides
Beneficios de la sal marina
La sal marina contiene trazas de minerales como magnesio, calcio, potasio y hierro, gracias a su origen oceánico y estos al ingerirse aporta los siguientes beneficios:
- La presencia de minerales agrega sabor, profundidad y complejidad a los alimentos en comparación con la sal de mesa.
- Aporta pequeñas cantidades de minerales esenciales a la dieta.
- Alcaliniza el cuerpo, promueve la expulsión de toxinas, estabiliza el pH de la sangre y de sus compuestos ácidos.
- Ayuda evitar la depresión, ya que se ha comprobado que este ingrediente natural, limita la producción de cortisol, disminuyendo la tristeza y el estrés.
- Mejora la digestión.
- Previene el envejecimiento prematuro.
- Fortalece el sistema inmunológico.
Diferencia entre sal marina y sal de mesa
Según los expertos, estas sales son similares, la diferencia está en que la sal marina no ha sido procesada ni fortificada con yodo, por lo que el sabor y la textura puede variar.
Pero ambas son naturales y no quiere decir que una sea mejor que la otra para la salud; pues al igual que otras fuentes de sodio, su consumo excesivo puede tener efectos negativos y perjudiciales sobre la salud.
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