El síndrome de las piernas inquietas, también conocido como la enfermedad de Willis-Ekbom es un trastorno neurológico que puede aparecer o empeorar con el reposo o por la noche cuando la persona está en la cama.
Está caracterizado por la aparición de una molesta sensación, no dolorosa, en las piernas que obliga a mover las piernas generalmente durante la tarde o noche.
Expertos señalan que, en algunos casos, el síndrome de piernas inquietas se debe a una lesión de los nervios periféricos, la disminución de los acúmulos de hierro o por el aumento del ácido úrico en la sangre.
No obstante, también puede tener un componente de predisposición genética, ya que al menos una tercera parte de los pacientes tiene antecedentes familiares.
¿Qué origina el síndrome de piernas inquietas?
Se cree que el origen de este trastorno puede guardar relación con un descenso de la dopamina, un neurotransmisor cerebral necesario para la realización y coordinación de movimientos.
Entre otras causas se encuentra el factor hereditario, especialmente si la afección comienza antes de los 40 años. También puede aparecer por los cambios hormonales durante el último trimestre del embarazo, y desaparecen luego del parto.
¿A quién afecta?
Puede manifestarse a cualquier edad, incluso, los niños en edad preescolar son víctimas de esta afección. Sin embargo, es más frecuente a medida que avanza la edad y suele ser más común en las mujeres que en los hombres.
Según los expertos, los síntomas se producen cuando la persona está sentada o recostada y suele empeorar con el paso de la edad.
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Síntomas
– Necesidad de mover las piernas que lleva a interrumpir el sueño e interfiere en las actividades diarias.
– Movimientos involuntarios en las piernas por la noche. Dura entre 15 y 40 segundos, aunque a veces duran toda la noche.
– Cosquilleo u hormigueo.
– Tirones.
– Sensación pulsátil.
– Dolor.
– Picazón.
– Sensación de choque eléctrico.
– Entumecimiento muscular.
De interés
Generalmente no está relacionado con una enfermedad grave subyacente, pero, a veces viene acompañado de otras afecciones, como, neuropatía periférica; deficiencia de hierro, aun sin anemia; insuficiencia renal; afecciones de la médula espinal o enfermedad de Parkinson.
¿Qué hacer?
La recomendación es realizar pequeños cambios en el estilo de vida de la persona, los cuales ayudarán a aliviar los síntomas, por ejemplo, recurre a los baños y masajes.
También se pueden aplicar compresas frías o tibias, hacer ejercicios, establecer una buena rutina de sueño y evitar el consumo de cafeína y alcohol.
Finalmente, y no menos importante, se debe cumplir a cabalidad con las indicaciones y los fármacos recetados por el médico tratante.
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2023-09-23
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