Una de las tradiciones ancestrales en la religiosidad venezolana es el Nazareno de San Pablo.
Son más de 350 años de devoción del pueblo venezolano, nacida de una situación extrema, que en su momento puso en jaque a toda una sociedad creyente, que con su fe pudo salir adelante y construir dicha devoción en un hecho cultural, que hoy es un ícono de la cultura religiosa de todo un país.
Diversos historiadores coinciden en que la imagen del Cristo de Nazareno, vestido con su túnica morada y con una cruz de madera a cuestas, llegó en 1674 proveniente de Sevilla, España, para alojarse en el hospicio de San Pablo, donde hoy funciona el Teatro Municipal de Caracas.

La figura, de 1.74 metros, tallada en madera, habría sido elaborada por un escultor de nombre Felipe de Ribas.
Sobre su llegada a Caracas, también hay otra historia en donde se habla de un hombre de origen canario, quien se radicó en la región de Carayaca y habría trabajado en la elaboración de la figura y su traslado de España a Venezuela.
Hay dos momentos importantes en la historia del Nazareno de San Pablo, uno donde nace el fervor del pueblo venezolano y el otro, que, para algunos entendidos, mostró como el poder político quedó minimizado ante un poder divino.
La peste
En 1969 Caracas y gran parte de la provincia se vio diezmada por una epidemia de peste. El famoso vómito negro enlutó a miles de hogares criollos.
De parte de los feligreses hubo la petición de sacar la figura en una procesión, donde los fieles prometieron acompañar todos los años al hijo de Dios en su procesión, a cambio de curarlos de la peste.
Según los historiadores, una vez que la figura salió en procesión del hospicio de San Pablo, muchas familias reportaron que parte de sus miembros se curaron. Allí el milagro.
Para 1896, una nueva peste sacude al país. Muchos venezolanos decidieron acompañar al Nazareno en su procesión para curar sus males. Justo en lo que hoy se conoce como la esquina de Miracielos, la figura se enredó con unas ramas de un limonero y parte de sus hojas quedaron en la mano y la corona de espinas de Jesús. Por supuesto, durante el paso de la procesión, quienes cargaban la figura intentaron zafarse del árbol del limonero que en ese momento estaba cargado de frutos. Los limones que cayeron al piso fueron utilizados por los feligreses, quienes supuestamente hicieron unos brebajes que, al parecer, los curaron de la peste. A partir de allí al árbol lo llamarían el Limonero del Señor.
Antonio Guzmán Blanco y el Nazareno
En 1894, Antonio Guzmán Blanco tenía sus desavenencias con la iglesia, por lo que ordena demoler la iglesia de San Pablo, para allí construir el Teatro Municipal. A los días, el mandatario dijo haber tenido una epifanía con el Nazareno, quien le habría preguntado ¿qué vas a hacer conmigo? Posteriormente, se ordenó la construcción de su iglesia, donde reposa actualmente, en el centro de Caracas, cerca del Teatro Municipal.
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