El 4 de diciembre, durante la coronación de la nueva Miss Venezuela, Stefany Abasali entregó su corona sin flores, sin pasarela, sin video de despedida y sin un solo minuto para agradecer a su público. Todo ocurrió de forma tan seca y acelerada que los asistentes apenas tuvieron tiempo de darse cuenta de que su reinado había terminado. Las redes sociales explotaron en cuestión de minutos, denunciando lo que muchos calificaron como un desplante evidente hacia una reina que representó al país con orgullo en el Miss Universo.
El público no tardó en comparar su salida con las despedidas tradicionales: música emotiva, homenaje audiovisual y el último recorrido con la corona. Nada de eso ocurrió. En su lugar, Stephany fue totalmente desapercibida, dejando una sensación de tensión y silencio que alimentó la indignación nacional. Para sus seguidores, la falta de protocolo no fue un descuido, sino una señal clara de problemas internos que la organización intentó ocultar.
El reclamo llegó a la televisión internacional
La ola de críticas fue tan grande que el tema terminó siendo abordado en el programa El Gordo y la Flaca. Allí, los presentadores no dudaron en mencionar la polémica de frente: destacaron que Stefany no recibió ni siquiera un ramo de flores el día de su despedida. En un gesto simbólico, el equipo del programa decidió entregarle uno en vivo, un hecho que se interpretó como una indirecta directa a la organización del Miss Venezuela.
Stephany, con serenidad, confirmó que nunca tuvo la oportunidad de dirigirse al país durante su despedida. Aseguró que quería expresar su gratitud, homenajear el apoyo de los venezolanos y cerrar su ciclo con dignidad, pero ese momento le fue negado. La exreina describió la sensación como nostálgica, porque sabía que Venezuela merecía escucharla y ella merecía despedirse como lo hacen las Misses: mirando al público que la acompañó durante todo su año de reinado.
La relación rota con la directiva quedó expuesta
Uno de los momentos más comentados de la entrevista fue cuando Stephany admitió que su relación con la directiva del Miss Venezuela estaba fracturada desde mucho antes de la noche final. Habló de episodios donde no existió respeto, educación ni soporte real. Según sus palabras, hubo ocasiones en las que la comunicación con la organización era prácticamente inexistente, incluso en momentos clave de su preparación rumbo a Miss Universo.
Stefany también dejó claro que no era la única que había pasado por situaciones incómodas. Según contó, otras reinas anteriores habían vivido episodios similares bajo la misma presidencia. Sus palabras encendieron las alarmas en el público, que comenzó a preguntarse si la fría despedida no fue un accidente, sino la consecuencia de conflictos internos que habían alcanzado su punto máximo esa noche.
Consejos que parecieron advertencias
Al recibir la pregunta sobre qué consejo le daría a la nueva Miss Venezuela, Stefany respondió con una frase que se volvió tendencia inmediatamente: “El que no la debe no la teme”. Aunque su tono fue calmado, la frase se interpretó como una advertencia muy directa sobre lo que significa llevar la banda dentro de una organización que no siempre actúa con transparencia.
Ella insistió en que la organización tiene la responsabilidad de asesorar, apoyar y valorar a sus reinas, no de silenciarlas o ignorarlas. Reveló que durante su paso por Miss Universo recibió más respaldo de seguidores internacionales en Tailandia, México y Uruguay que del propio equipo que debía acompañarla desde Venezuela. Ese contraste hizo que muchos interpretaran sus palabras como un mensaje claro: la reina brilló fuera, pero en casa la dejaron sola.