Se destapa la olla en el Miss Venezuela y Nina Sicilia es el ingrediente principal: exmisses se pronuncian sobre el supuesto maltrato en la organización

Testimonios pasados y recientes vuelven a colocar al certamen de belleza más importante del país en el centro de una tormenta mediática sin precedentes

Viernes, 19 de diciembre de 2025 a las 12:46 pm

Las palabras de Stephany Abasali no llegaron solas, su testimonio actuó como una chispa que reavivó viejas denuncias y abrió la puerta a nuevas voces que, hasta ahora, habían optado por callar. Con el nombre de Nina Sicilia repitiéndose en casi todos los relatos, el certamen más emblemático del país enfrenta una de las crisis mediáticas más delicadas de los últimos años.

Stephany Abasali: del orgullo nacional al quiebre con la organización

En una entrevista para el programa El Gordo y la Flaca, la exreina afirmó que su relación con Sicilia “no era la mejor” y que hubo “momentos en los cuales no existía el respeto, la educación ni la empatía”. Según Stephany, estas situaciones ocurrieron en varias ocasiones durante su tiempo como representante del país. 

Abasali explicó que esta falta de respeto no fue algo exclusivo de su caso, sino que, según ella, también se vivió con otras reinas y miembros del mismo staff de la organización. 

Stephany fue crítica con la forma en que se desempeñó el rol de presidencia, atribuyendo a la figura de Nina Sicilia una deficiencia en la labor de liderazgo. En sus palabras, la persona que ocupa ese cargo “no supo manejar muy bien ese lugar de autoridad, en el que se supone debe estar presente la educación, el respeto y ser modelo a seguir”. 

Además, Abasali mencionó que cuando se preparó para competir en Miss Universo, llegó a Tailandia sintiéndose “bloqueada por la organización”, lo que ella interpretó como resultado de tensiones internas en la gerencia del certamen. 

 

Milena Paola Soto: backstage, confidencias y una historia que promete salir a la luz

Tras las declaraciones de Abasali, algunas misses que habían callado decidieron apoyar a la miss universe Venezuela 2025, lo que deja entender de hubo maltrato para ellas también, Milena Paola Soto, Miss Mérida 2025, escribió una historia de Instagram breve, pero demoledora:

“Al igual que Stephany Abasali, tengo tanto que contarles”.

Thalía Olvino: la corona que vino acompañada de desgaste emocional

Mucho antes de esta nueva tormenta mediática, Thalía Olvino ya había encendido las alarmas. En entrevistas concedidas tras su reinado, confesó que atravesó episodios de depresión, problemas de salud y un desgaste emocional profundo mientras formaba parte del Miss Venezuela.

Olvino describió un entorno exigente hasta el límite, con poca contención emocional y una presión constante por cumplir estándares imposibles. En su momento, sus palabras fueron interpretadas como una experiencia personal aislada. Hoy, con el contexto actual, muchos las leen como una advertencia de un personaje narcisista dentro de la organización que busca afectar a otras participantes. 

Hannelly Quintero: cuando la denuncia apuntó directamente a la cúpula

La ex Miss Venezuela Mundo 2007, Hannelly Quintero, no habló en metáforas. Fue directa, frontal y sin rodeos. En sus declaraciones públicas acusó a la organización de intervenir en decisiones internas, favorecer perfiles específicos y manipular procesos que, en teoría, debían ser transparentes.

Quintero señaló de manera explícita a Nina Sicilia, cuestionando su rol dentro del certamen y sugiriendo que ciertas decisiones no respondían al mérito sino a intereses internos. Su testimonio fue duramente criticado en su momento, pero nunca desmentido de forma contundente.

Stefany Gutiérrez: la presión detrás de dos participaciones universales

Sthefany Gutiérrez, quien fue Miss Venezuela 2017 y segunda finalista en Miss Universo 2018, habló en una entrevista con el programa Suelta La Sopa sobre su experiencia con la nueva directiva del certamen, liderada en ese momento por figuras como Nina Sicilia, María Gabriela Isler y Jaqueline Aguilera, luego de la salida de Osmel Sousa.

Uno de los testimonios más llamativos fue cuando Gutiérrez reveló que una semana antes de viajar a Miss Universo no tenía ropa adecuada para participar, algo que, según ella, debería haber sido provisto por la organización. En ese momento, fue Osmel Sousa quien intervino, llamando a conocidos y logrando que le prestaran los outfits necesarios para competir. 

La organización, según sus palabras, pretendía que usara ropa reciclada de eventos anteriores del Miss Venezuela. Gutiérrez aseguró que, de las directivas con las que tuvo que interactuar, solo Jaqueline Aguilera le brindó algo de ayuda y trato positivo.

La exreina también relató que la directiva quería que fuera acompañada de cambios en su imagen, incluyendo cortar su cabello o modificar su look, algo que ella rechazó firmemente porque no lo consideraba necesario. 

El caso de Amanda Dudamel resulta particularmente llamativo. Aplaudida dentro y fuera del país por su desempeño en Miss Universo, su relación posterior con la organización fue distante y discreta.

Sin escándalos públicos ni declaraciones incendiarias, Dudamel optó por el silencio y por construir su carrera lejos de la estructura que la coronó y ante las declaraciones de Abasali ella solo se limitó a decir que Stephany tenía razón en muchas cosas.

El diseñador que también denunció cuando el maltrato también alcanza al talento creativo

El diseñador Hamlet Beaumont, reconocido en el mundo de la moda y vinculado históricamente al Miss Venezuela, decidió romper el silencio sobre lo que ocurre detrás de cámaras en uno de los certámenes más importantes del país. Sus declaraciones, publicadas en redes sociales, describen un escenario muy distinto al brillo que se ve desde el público.

Beaumont relató que llegar a trabajar para el Miss Venezuela es el cumplimiento de un sueño, un escenario que lo inspiró desde niño y que alimentó su pasión por la moda. Sin embargo, esa magia se ve empañada cuando, en reuniones con gerentes, productores y coordinadores, se evidencia un rechazo sistemático hacia ciertas personas, generando un ambiente hostil y tóxico.

Según el diseñador, en un momento llegó a escuchar comentarios despectivos durante una reunión:
"Llamen a… para que esté presente y no se sienta excluida. Aunque lo único que hace es joder y dañar todo, pero bueno, llámenla para que esté aquí".

A partir de ese instante, aseguró, todo se vuelve áspero y abusivo. No se trata solo de pequeñas tensiones, sino de un patrón de comportamiento que afecta a todo el talento involucrado: diseñadores, estilistas y hasta las propias misses, quienes son tratadas como simples productos y no como seres humanos.

Beaumont enfatizó que esta realidad se mantiene en silencio por miedo a perder futuras oportunidades: quien se atreve a hablar o a defender lo justo, corre el riesgo de ser silenciado o incluso desterrado del entorno profesional, como ha sucedido con figuras que han levantado la voz, incluyendo a la propia Stephany Abasali.

El diseñador concluyó su testimonio con una reflexión sobre el valor simbólico del certamen: el Miss Venezuela no pertenece a una sola persona, es un patrimonio nacional, el sueño de cada niña que aspira a ser reina y el reflejo del talento y esfuerzo de quienes han contribuido a construirlo. Para Hamlet, exponer estas problemáticas no busca desacreditar el concurso, sino alertar sobre la necesidad de respeto, profesionalismo y humanidad dentro de la organización.

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