De acuerdo con varios medios neoyorquinos, el estado anunciará este jueves la implementación de un peaje de $9 para todos los vehículos que ingresen a la zona central de Manhattan, con excepción de las horas nocturnas.
La gobernadora Kathy Hochul dará a conocer la nueva medida, luego de que en junio decidiera suspender su propuesta original de imponer un peaje de 15 dólares.
En ese momento, dicha propuesta fue vista como una estrategia electoral, debido al posible costo político que representaba para su partido (el Demócrata), ya que afectaría negativamente a los neoyorquinos que viven fuera de la ciudad pero viajan diariamente a Manhattan para trabajar, o viceversa.
Una portavoz de la gobernadora Hochul, citada por diversos medios, explicó esta semana que la decisión de suspender el peaje de 15 dólares se debió a que "era excesivo para los neoyorquinos que trabajan arduamente", sin hacer referencia a motivos políticos.
Sin embargo, su compañero de partido, el legislador municipal demócrata Robert Holden, ya ha denunciado en X que la implementación del peaje tras los comicios representa "una vergonzosa traición a los neoyorquinos".
¿Qué ocurre con la implementación del peaje en Nueva York?
Tras años de planificación, se implementó un peaje con el objetivo de abordar tres desafíos urbanos clave: la contaminación atmosférica, los embotellamientos crónicos y la precaria situación financiera del sistema de transporte público.
Siguiendo los pasos de metrópolis como Londres, que han logrado notables mejoras en su movilidad y calidad del aire gracias a un sistema de peaje implementado hace dos décadas, se concibió esta iniciativa.
La suspensión del proyecto de peaje, más allá de las razones políticas, representó un grave revés para la MTA. Con un déficit de 211 millones de dólares, la autoridad de transporte dependía crucialmente de los ingresos del peaje para llevar a cabo las reformas urgentes y postergadas.
El centro de Manhattan, epicentro de la polémica sobre el nuevo peaje, soporta el paso diario de 700.000 vehículos.
En los últimos 14 años, la velocidad promedio en esta zona se ha desplomado un 23% debido, en gran medida, al incremento de carriles bici, servicios de transporte privado y la congestión general. Se estima que un conductor neoyorquino pierde, en promedio, 117 horas al año atrapado en embotellamientos.
Con información de EFE
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