El estado de Nueva York aprobó la Ley Local 18 para atajar la crisis habitacional. La ley limita los alquileres a corto plazo, poniendo el foco sobre plataformas como Airbnb.
La legislación exige a los propietarios que se inscriban en un registro oficial. Además, prohíbe a Airbnb y otras plataformas gestionar reservas de alojamientos no registrados.
También se prohíbe el alquiler de casas enteras. La normativa establece que los anfitriones deben estar presentes y que el número de huéspedes también está restringido.
¿Cuáles son los objetivos de la ley?
Las autoridades neoyorquinas buscaban dos metas. La primera era mejorar la convivencia en los bloques de apartamentos. La segunda era aliviar la crisis habitacional de la ciudad.
Aunque la convivencia en los edificios ha mejorado, el diario The Wall Street Journal (TWSJ) asegura que la ley no ha mejorado la oferta de vivienda. Dos años después de la entrada en vigor de la ley, el precio de los alquileres ha aumentado.
Según el portal de bienes raíces Zillow, el precio medio del alquiler de larga estancia se sitúa ahora en $3.750, $150 más que hace un año. A pesar de que los alquileres a corto plazo en Nueva York han caído más de un 90 %, las vacantes de alquiler han bajado un 0.5 %.
¿Quiénes se han beneficiado?
Un análisis del TWSJ aporta un dato interesante. Al no poder alquilar a turistas para estancias cortas, los dueños de los pisos optan por no arrendarlos o publicitarlos para períodos más largos.
Sin embargo, los hoteles han sido los principales beneficiados. Según datos de CoStar, los precios de los hoteles de Nueva York se han incrementado un 12.6 %, "más del triple del aumento a nivel nacional". Esto ha obligado a la oficina de turismo neoyorquina a reducir su previsión de visitantes.
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