La calidad del sueño es un pilar esencial de nuestro bienestar, y muchos factores influyen en ella más allá de la cantidad de horas que descansamos. Entre estos, la alimentación juega un papel clave: lo que comemos durante el día puede tener un impacto directo en cómo dormimos por la noche.
Una investigación reciente subraya que no sólo importa evitar estimulantes o comidas pesadas antes de dormir, sino también incluir en nuestra dieta diaria una cantidad adecuada de alimentos vegetales ricos en fibra.
Frutas, verduras y descanso
La doctora Marie‑Pierre St‑Onge, junto con su equipo en Universidad de Columbia, llevó a cabo un estudio con 34 adultos jóvenes sin trastornos del sueño. A estos participantes se les proporcionó un monitor en la muñeca para medir su patrón de sueño y, simultáneamente, registraron su consumo diario de alimentos mediante una aplicación.
Los resultados revelaron que quienes consumían al menos cinco raciones de frutas y verduras al día dormían mejor: su calidad de sueño mejoró aproximadamente un 16% en comparación con aquellos que comían menos de estas cantidades.
La explicación que proponen los investigadores es que las frutas, verduras y los cereales integrales aportan fibra dietética, la cual está asociada en este estudio con un sueño más profundo y con menos despertares.
Además, el sueño es un proceso bioquímico complejo que depende de neurotransmisores, enzimas y otros cofactores, elementos cuya regulación puede verse favorecida por una dieta rica en nutrientes, según el neurólogo especialista en sueño W. Christopher Winter.
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