La eliminación de 6.000 puestos de trabajo en el Departamento de Agricultura durante marzo, como parte de una reorganización impulsada por la polémica oficina DOGE de Elon Musk, ha generado una cascada de consecuencias negativas que ahora afectan la cadena de suministro de alimentos, desde la producción hasta el consumidor final.
Un informe reciente de Wired revela que las acciones de DOGE, una organización establecida para modernizar el gobierno con métodos empresariales exigentes, han afectado negativamente áreas cruciales del sector público.
Esto incluye inspectores de plantas, biólogos y adiestradores de perros detectores, esenciales para salvaguardar la agricultura contra plagas y enfermedades, reseña Diario AS.
La estrategia de Elon Musk, quien reveló hace unas semanas que su equipo trabaja extenuantes jornadas de 120 horas semanales, pretendía ser un ejemplo de productividad.
Sin embargo, esta intensidad laboral ha derivado en una serie de decisiones cuestionables, como despidos masivos, errores en la comunicación de datos clasificados y la presentación de cifras infladas de supuestos "ahorros" gubernamentales que alcanzan casi los 8 mil millones de dólares.
Consecuencias de los recortes de personal hechos por DOGE, la oficina de Elon Musk en el Departamento de Agricultura
Las repercusiones de las disminuciones presupuestarias en el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) ya se están sintiendo claramente.
La merma de personal de cuarentena (35%) y de los equipos de detección de productos agrícolas ilegales (hasta un 60%) en puertos cruciales como Los Ángeles y Miami ha desorganizado las inspecciones.
Esta situación está provocando demoras, el deterioro de alimentos frescos y un aumento en los costos para los consumidores.
Las repercusiones de las disminuciones presupuestarias en el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) ya se están sintiendo claramente.
La merma de personal de cuarentena (35%) y de los equipos de detección de productos agrícolas ilegales (hasta un 60%) en puertos cruciales como Los Ángeles y Miami ha desorganizado las inspecciones.
Esta situación está provocando demoras, el deterioro de alimentos frescos y un aumento en los costos para los consumidores.
La falta de recursos actuales para detener amenazas como el caracol africano gigante y el escarabajo asiático de cuernos largos es motivo de alarma, según Derek Copeland, antiguo entrenador del Centro Nacional de Perros de Detección.
Estas especies invasivas tienen la capacidad de causar estragos en los cultivos y alterar drásticamente ecosistemas enteros.
La parálisis en la supervisión de la sanidad vegetal tiene repercusiones en el comercio global.
Mike Lahar, ejecutivo de asuntos regulatorios en la compañía de corretaje aduanero Deringer, previno que la laxitud en las inspecciones podría abrir la puerta a la introducción de plagas devastadoras, cuyos efectos catastróficos se extenderían más allá del sector agrícola, impactando la economía nacional en su totalidad.