¿No sabes cómo poner límites? Esto les ocurre a muchas personas, sin embargo, no es mal para morirse, pues afortunadamente se puede aprender, sin importar la edad que se tenga. Es decir, establecer parámetros para protegerse y hacerse respetar se aprende y en estas líneas te compartimos algunas claves.
¿Por qué poner límites?
Muchos son los beneficios para el bienestar emocional, pues al colocar límites sanos se evitan situaciones incómodas y dolorosas, se protege el espacio personal y emocional, fomenta la confianza, toma el control de su vida, etc.
Esto es de vital importancia en muchos ámbitos de la vida, pues poner límites ayuda a vivir en armonía, respetar a los demás y así mismo.
También ayuda a mejorar la autoestima, reducir el estrés y la ansiedad, e incluso a construir relaciones más satisfactorias, refiere la Inteligencia Artificial.
¿Cómo hacerlo?
Aunque cueste poner límites, es necesario aprender a hacerlo, porque son una parte importante del autocuidado. Expertos en psicología señalan que son saludables, normales y necesarios.
Estos ayudan a defendernos de los demás, a hacerse respetar y a asentar las bases de una autoestima adecuada. Partiendo de ello, Brenné Brown, escritora y académica estadounidense señala que, “establecer límites se trata de tener el valor de amarnos a nosotras mismas, incluso cuando corremos el riesgo de decepcionar a otros”.
Para hacerlo es clave:
- Comunicarse de manera clara, es decir, explicar las razones que te han llevado a ello y hacerlo siempre manteniendo la calma, la educación y el respeto hacia la otra persona.
- Aprender a decir NO sin rodeos, porque eso no beneficia a nadie.
- Aplica técnicas en las que dejes claro tu punto de vista, sin menos preciar al otro. Por ejemplo, recurre al “te agradezco tal cosa, pero no puedo, o no quiero, por “X” o por “Y”. Además, indicar que la decisión tomada es importante para ti y es necesario que se respete.
- No sentirse obligado a dar una respuesta enseguida si no estás convencido de algo.
- Ser firme, educada, amable y cercana en el discurso que vas a dar a tu interlocutor. Ponerse en el lugar del otro puede ayudar al momento de colocar límites.
- Sé flexible contigo misma y no seas dura si no logras los objetivos desde el primer momento.
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