Restaurar una pared con pintura dañada es un proceso sencillo si se siguen los pasos adecuados. Aquí tienes una guía práctica para obtener un resultado como de un profesional.
Preparación del área
Antes de comenzar, despeja la zona cercana a la pared y cúbrela con plástico o papel para proteger muebles y pisos. Usa cinta de pintor para proteger los bordes de ventanas, puertas o zócalos.
Inspección y limpieza
Examina la pared para identificar áreas con pintura descascarada, grietas o moho. Limpia la superficie con un paño húmedo para eliminar polvo, suciedad o grasa. Si hay moho, utiliza una mezcla de agua y lejía en proporción 3:1 para eliminarlo.
Eliminación de pintura suelta
Usa una espátula o rascador para retirar la pintura desconchada. Sé cuidadoso de no dañar la superficie. Si quedan bordes irregulares, lija la zona con papel de lija de grano medio para suavizarlos.
Reparación de grietas y agujeros
Si encuentras grietas o imperfecciones, rellénalas con masilla o compuesto para paredes. Usa una espátula para aplicar el producto y alísalo para que quede uniforme. Deja secar según las instrucciones del fabricante y luego lija la superficie reparada.
Aplicación de imprimación
Aplica una capa de imprimación o sellador para garantizar que la nueva pintura se adhiera correctamente y prevenir futuras descamaciones. Esto es especialmente importante si la pared tiene manchas o ha absorbido humedad.
Pintura
Una vez seca la imprimación, pinta la pared con un rodillo o brocha. Usa pintura de buena calidad y aplica al menos dos capas, dejando secar entre cada una.
Revisión y limpieza final
Inspecciona la pared para asegurarte de que la pintura esté uniforme. Retira la cinta protectora y limpia las herramientas utilizadas.
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