El polvo del Sahara es una masa de partículas finas que viajan desde el desierto africano hasta diversas regiones del mundo, especialmente durante los meses de verano. Este fenómeno puede afectar la calidad del aire y provocar problemas respiratorios, irritación en los ojos y alergias. Para minimizar sus efectos en la salud, es importante tomar estas cuatro precauciones.
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1. Proteger las vías respiratorias
Las personas con enfermedades respiratorias, como asma o enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), deben extremar cuidados durante estos episodios. Se recomienda:
- Usar mascarillas con filtro, como las N95, que bloquean partículas finas.
- Evitar actividades al aire libre, especialmente en horas de alta concentración de polvo.
- Cerrar puertas y ventanas para reducir la entrada de polvo en el hogar.
2. Mantener el hogar libre de polvo
- Utilizar filtros de aire en los sistemas de ventilación y cambiarlos regularmente.
- Pasar un paño húmedo en muebles y superficies para eliminar partículas acumuladas.
- Usar purificadores de aire con filtros HEPA para mejorar la calidad del aire interior.
3. Proteger los ojos y la piel
El polvo del Sahara puede causar irritación ocular y sequedad en la piel. Para prevenirlo:
- Usar lentes de sol para evitar el contacto con las partículas en suspensión.
- Aplicar gotas humectantes en los ojos si se sienten secos o irritados.
- Hidratar la piel con cremas y beber suficiente agua para evitar resequedad.
4. Seguir reportes meteorológicos
Es importante estar informado sobre la calidad del aire y la presencia del polvo en el ambiente. Se recomienda:
- Consultar aplicaciones del clima o páginas oficiales para conocer alertas de contaminación.
- Seguir las recomendaciones de las autoridades de salud en caso de niveles elevados de partículas.
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