La frecuencia de aplicación puede variar según diferentes factores como el tipo de piel, la intensidad de la radiación solar, la actividad que se realice y el tipo de protector solar utilizado. Sin embargo, se recomienda aplicar protector solar al menos cada dos horas cuando se está expuesto al sol.
Es importante recalcar, que el protector debe aplicarse 30 minutos antes de la exposición al sol para permitir que la piel lo absorba correctamente. Se debe utilizar una cantidad adecuada, aproximadamente 28 gramos (equivalente a una cucharada) para cubrir todo el cuerpo de un adulto.

Si se está nadando, sudando o secándose con una toalla, el protector debe reaplicarse inmediatamente después, incluso si el producto es resistente al agua. La resistencia al agua no significa impermeabilidad total; generalmente, estos productos mantienen su eficacia por 40 a 80 minutos en el agua.
Las personas con piel muy clara, sensible o con antecedentes de enfermedades cutáneas deben ser aún más cuidadosas y reaplicar con mayor frecuencia. También es recomendable combinar el uso del protector con otras medidas de protección como sombreros, ropa con filtro UV y lentes de sol.
En días nublados, sigue siendo esencial usar protector solar, ya que hasta el 80% de los rayos ultravioleta pueden atravesar las nubes y afectar la piel. Además, el reflejo del agua, la arena y la nieve intensifica la exposición, aumentando el riesgo de quemaduras.
El factor de protección solar (FPS) adecuado depende del tipo de piel y la exposición. Para actividades al aire libre prolongadas, se recomienda un FPS 30 o superior. Un FPS 50+ proporciona mayor protección, pero aún así debe reaplicarse con regularidad.
El uso adecuado del protector solar ayuda a prevenir quemaduras, el envejecimiento prematuro y reduce el riesgo de cáncer de piel.
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